El bebé a la mina, a tomar teta en la hora de comer

La historia de Celina, Avelina y Juana es testigo de la de todas las mujeres que trabajaron en la mina. Algunas, como Teodora González, en la más antigua de las explotaciones, y haciendo trabajos de interior. Su marido cayó herido en Bilbao, y luego fue encarcelado en Oviedo. Tenía cuatro hijos, uno de ellos un bebé de pecho. Entró a trabajar en la mina y su hija le llevaba al pequeño (seis kilómetros a pie de ida, otros tantos de vuelta) para que tomara la teta en el descanso de la madre. De cuando en cuando, todavía tenía fuerzas para ir a Oviedo a ver al marido. A pie, puerto a través. Al final quedó viuda, sin ayuda familiar masculina. Una resistencia y un apego a la vida que le llevó a cumplir casi el siglo de existencia.