Diario de León

Se investiga la posibilidad de que dos cadáveres fueran arrojados al mar antes de ser salvados

Un barco negrero a la deriva llega a Canarias sin agua ni comida

En la nave de madera iban 95 inmigrantes subsaharianos, entre ellos un niño de año y medio y su madre

La policía y los médicos bajan del barco a un niño de año y medio

La policía y los médicos bajan del barco a un niño de año y medio

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Sonnia Chinea - tenerife
León

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Casi un centenar de inmigrantes subsaharianos fueron rescatados ayer en alta mar después de que el pesquero en el que viajaban, de madera y muy deteriorado, quedara a la deriva sin timón, motor, agua ni alimentos. Entre las 95 personas que viajaban en el buque había dos niños, uno de año y medio y otro de unos diez, y una mujer, según confirmaron efectivos de los servicios de seguridad y emergencias que les atendieron. El barco, que fue remolcado muy despacio, a unos cuatro nudos, debido a las malas condiciones de viento y de mar y a su precario estado, llegó al puerto de Los Cristianos de Tenerife hacia las 11,30 de la mañana. Las autoridades tenían ya dispuesto un hospital de campaña para atenderlos. Después de realizar la operación de desembarco y recibir la primera asistencia sanitaria, veinticuatro inmigrantes fueron trasladados al Hospital de La Candelaria y al Hospital Universitario de Canarias para recibir atención médica especializada. El resto de los rescatados no padecía problemas serios de salud. Entre el grupo de inmigrantes en peores condiciones se encontraba la única mujer y el niño pequeño que viajaba con ella, que presentaban un cuadro de deshidratación y agotamiento. Fuentes del SUC (Servicio de Urgencias Canario) precisaron que no corre peligro la vida de ninguno. En ese primer contacto que se tuvo con los inmigrantes en el puerto tinerfeño, Jairo Gonzalo, vicepresidente insular de Cruz Roja, relató cómo se encontró con un grupo de personas «asustadas, que apenas articulaban palabra y con la mirada perdida». En la zona de recuperación habilitada para la ocasión recibieron, por parte de los voluntarios de esta organización no gubernamental, que incluye a un intérprete, y de los miembros del SUC, la primera atención psicológica y sanitaria. A pesar de que en un principio se informó de que a bordo había al menos dos muertos, cuando el barco llegó a puerto, remolcado por el Punta Salinas de Salvamento Marítimo, no se encontró ningún cuerpo, por lo que aún se investiga si esos cadáveres podrían haber sido arrojados al mar. En la nave, de veinte metros de eslora, viajaban inmigrantes de varias nacionalidades, la mayoría de Costa de Marfil, pero también de Liberia y Marruecos. Los dos tripulantes, de nacionalidad caboverdiana, fueron detenidos a su llegada a la isla. El proceso de remolque de la embarcación comenzó durante la madrugada después de recibir el aviso de la tripulación del buque escuela Eagle , de nacionalidad estadounidense, que detectó el lanzamiento de varias bengalas a unas 500 millas de su posición, es decir, unas 23 millas al suroeste de Tenerife. Olas de 5 metros Comenzaron ahí unas tareas de rescate que posteriormente se complicaron debido al fuerte viento reinante y al mal estado de la mar, con olas de hasta 5 metros. Esta situación, y el temor a que el deteriorado casco de madera se rompiese, impidió que los efectivos sanitarios enviados al lugar pudiesen, a bordo de la Salvamar de Salvamento Marítimo, realizar cualquier tipo de maniobra de aproximación. De no haber sido avistado, el pesquero podría haberse alejado unas 150 millas mar adentro. Fue el buque norteamericano el que prestó la primera asistencia y el que informó de que a bordo viajaban casi un centenar de personas y alertó de que también podría haber dos o tres muertos. Sólo con la llegada a puerto se pudo constatar que todos estaban sanos y salvos. El delegado del Gobierno en Canarias, José Segura, estimó que el barco ha estado dos meses a la deriva en el mar, aunque, dado que los inmigrantes suelen ser recogidos en distintos puertos de la costa africana, no se puede afirmar que todos los ocupantes llevaran ese tiempo a bordo. Tampoco se ha podido precisar cuánto tiempo podía llevar a la deriva este pesquero, que carece de nombre o bandera, ya que «ahora empieza la investigación», dijo Segura. Por otro lado, elogió la actuación de los equipos de rescate, que ha permitido salvar casi cien vidas. Este barco es el cuarto que llega a Canarias con un número cercano al centenar de inmigrantes desde el año 2002. Dentro de la cabina del Alianca SV y en los brazos de su madre fue donde Asdrúbal González, médico del Servicio de Urgencias Canario, observó por primera vez los ojos asombrados del niño de año y medio que viajaba junto a casi un centenar de inmigrantes a bordo del destartalado pesquero. «Fue lo primero que ví, sus ojos asombrados», decsribió. González, junto a un ATS y una dotación de seis guardias civiles, fueron los primeros en llegar a bordo de la desvencijada embarcación, a la que arribaron después de varias horas en la que intentaron subir al Alianca casi «a ciegas» y con olas enormes. El médico comentó a los periodistas que la poca comunicación con los inmigrantes se realizó por señas o en inglés, ya que era patente en sus rostros el miedo y algunos manifestaron que habían arrojado por la borda los cuerpos de otros dos pasajeros fallecidos. Las condiciones en la que arribó el buque al puerto provocó las lágrimas de un voluntario de la Cruz Roja, quien necesitó unos momentos de desahogo antes de reanudar las labores de auxilio.

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