A los hijos dormidos

Para el héroe no hay muerte. Y a ellos les llegó vestida con su peor atuendo. David, Juan, Alfredo, dos Pedros, dos Diegos, tres Josés, Javier, Daniel, Isaac, Jesús, Iván, Gonzalo y Pablo partieron el pasado día 3 hacia Afganistán en misión de paz desde el aeropuerto de Santiago de Compostela. Jesús, fotógrafo de este periódico, inmortalizó su despedida. Pero la paz se escribe esta vez en minúsculas porque su marcha ha sido eterna, hacia un letargo sereno e infinito. Las imágenes escogidas aleatoriamente entre un amplio reportaje gráfico proyectan los sentimientos de los que se van y de los que se quedan, de hijos y de padres, de mujeres y de hermanos. El beso inacabable de una esposa embarazada, el abrazo de una hija, las tensas lágrimas de una madre fueron el adiós. Vaya para todos este último recuerdo como tributo a su memoria y, especialmente, para ellos, los hijos dormidos.