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EN BUSCA Y CAPTURA

Cuatro miembros del comando siguen huidos

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agencias | madrid
León

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Pese a la detención de Abdelmajib Bouchar en Belgrado, al menos quedan cuatro peligrosos miembros de la célula terrorista que ejecutó los atentados del 11-M en paradero desconocido, buscados desde hace más de un año por Interpol y por las policías de buena parte del mundo. Los más peligrosos son sin duda Amer El Azizi y Said Berraj. Se trata de dos altos jefes militares de la red norteafricana de Al Qaeda, que han logrado escabullirse de la Policía pese a que se sospecha su participación tanto en la célula española de Imad Eddin Barakat Yarkas, 'Abu Dahdah' -desarticulada por Baltasar Garzón en 2001-, como en los grupos que provocaron las masacres de Casablanca (mayo del 2003) y Madrid. El Azizi pudo huir a Afganistán en el 2003 y Berraj, de quien se cree que pudo participar en la colocación de las mochilas-bomba en los cercanías, se fugó al extranjero pocos días después de la matanza de Madrid. No menos fanático es el argelino Daoud Ouhnane, de quien la policía cuenta con varias evidencias que lo colocan en la fase de elaboración de las bombas del 11-M y en la de su colocación en los cuatro trenes de cercanías. Sus huellas dactilares están en una bolsa de plástico con restos de explosivo encontrada en la furgoneta aparcada junto a la estación de Alcalá de Henares que el comando utilizó para desplazarse a cometer los atentados. Su ADN también se halló en restos orgánicos de la casa de campo de Chinchón donde se ocultaron los terroristas. El cuarto prófugo es Mohamed Belhadj, que es el islamista que alquiló el piso franco de Leganés y un familiar de Yussuf Belhadj, el dirigente del GICM detenido en Bélgica, y que reivindicó con su apodo el 11-M.

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