Diario de León

Los compañeros compartieron un vuelo cargado de sentimientos y recuerdos

Las familias se trasladaron a Madrid para recibir emocionadas los cuerpos

Junto a ellos se desplazaron los equipos de psicólogos para apoyarles

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J. Presas / E. Clemente - vigo / madrid
León

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Un Boeing 707 perteneciente al Ejército salió ayer por la tarde del aeropuerto de Peinador con destino a Madrid. En su interior viajaban más de 100 personas. Unos, familiares de las víctimas: ocho miembros por cada familia aproximadamente; otros, miembros de la Brilat. El vuelo, cuyo despegue estaba previsto para las cuatro de la tarde, efectuó su salida finalmente a las cinco menos veinte. Desde su llegada a la terminal, los familiares contaron en todo momento con la presencia de un militar a su lado, que les dio apoyo y les explicó, en la medida de lo posible, los actos que les esperaban hasta el final de la jornada. Además, todos los gastos del viaje -no sólo el avión- son sufragados por el Ejército: comidas, hoteles, desplazamiento hasta Peinador, parking para aquellos que se acercaron a la terminal en su propio vehículo (caso de la familia de Ourense). A la mayoría los fueron a buscar en microbuses que cubrieron sus plazas con el máximo de ocho personas autorizado. Además de padres y hermanos, a los grupos se sumaron amigos de las familias hasta completar el cupo. Hacia las tres de la tarde comenzaron a verse grupos de familiares paseando por la sala de espera del aeropuerto. Algunos se dirigieron a la cafetería ya que aún no habían comido nada. Siempre acompañados por un uniforme verde, declinaron hacer declaraciones. Tan sólo Jesús Casal (padre de Manuel), comentó brevemente la visita del presidente del Gobierno: «No voy a hablar de lo que le dije a Zapatero porque no quiero molestar a nadie». A las tres y media de la tarde, aproximadamente, los familiares fueron conducidos a la terminal de embarque. Allí permanecieron hasta el momento de subirse al avión. Fue en ese momento cuando alguna de las madres, mientras dialogaba con el resto de las víctimas, comenzó a llorar. Rápidamente fue consolada tanto por las personas allí reunidas como por los miembros de la Brilat. Cabe destacar que la atención y el servicio prestado por los militares fue siempre exquisito, dando apoyo en todo momento a las familias. Mientras tanto, algunos familiares optaron por salir al exterior, por la zona reservada para autoridades, y tomar el aire. Alrededor de 30 esperaron ahí el momento de subirse al aeroplano.

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