Diario de León

El tipo de distinción que eligió Defensa descarta, implícitamente, que hayan sido víctimas de un ataque

El Rey condecora a los 17 militares muertos en el siniestro de Afganistán

La familia real consoló a las familias en una ceremonia sobria y solemne

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Enrique Clemente - enviado especial | madrid
León

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Entereza y dolor. Con estas dos palabras se puede calificar el comportamiento de los familiares de los 17 militares fallecidos en Afganistán durante el funeral de Estado que se celebró ayer en el patio de armas del Cuartel General del Ejército de Madrid. Los Reyes, los Príncipes de Asturias, el presidente del Gobierno y las más altas instituciones políticas y militares del Estado les rindieron homenaje y les dieron su último adiós en una ceremonia religiosa y castrense sobria, solemne y de claros tintes patrióticos. Al término del acto, don Juan Carlos colocó en cada uno de los 17 féretros la Cruz al Mérito Militar con distintivo amarillo, con la que las Fuerzas Armadas honran a los caídos en acto de servicio. Con esta condecoración se elude, implícitamente, que los militares murieran durante un combate, pues en este caso el distintivo habría sido el rojo. De hecho, durante los funerales de ayer se aludió al siniestro de Afganistán como «accidente aéreo», pese a que Defensa aún no ha descartado que se tratara de un ataque. Uno de los momentos más emotivos tuvo lugar cuando la sargento Susana Pérez acompañó al monarca en la imposición de la condecoración al ataúd de su marido, el también sargento Alfredo Francisco Joga, que murió en el siniestro y junto al que servía en Afganistán. Pésame real Antes de que se iniciara la ceremonia, el Rey y el Príncipe, vestidos con sus uniformes de gala de capitán general y comandante respectivamente, la Reina y Letizia Ortiz, con sendos trajes negros, consolaron y dieron su pésame a cada uno de los más de 200 familiares que acudieron al palacio de Buenavista. Al inicio de la misa, el nuncio apostólico Manuel Monteiro leyó un mensaje del Papa Benedicto XVI, en el que éste aseguraba estar «profundamente apenado» por lo sucedido. La misa fue oficiada por el arzobispo castrense Francisco Pérez, que destacó la valentía de los muertos, a los que calificó como «vigilantes de la paz». Por parte del Gobierno acudieron José Luis Rodríguez Zapatero, la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, y cuatro ministros, Bono, Moratinos, López Aguilar y Elena Espinosa. En un lugar preferente figuró Emilio Pérez Touriño como presidente de la comunidad con el mayor número de fallecidos. También asistieron otros dos mandatarios autonómicos, Manuel Chaves y Esperanza Aguirre, así como los presidentes del Congreso, Manuel Marín, y del Senado, Javier Rojo, la del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas, miembros de la cúpula militar, la plana mayor del PP, con Rajoy al frente, el expresidente Felipe González, representantes de los partidos, diplomáticos y el secretario general adjunto de la Otan, Alessandro Minuto Rizzo.

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