Los militares destinados en la base de Herat recuerdan en un emotivo acto a los 17 compañeros muertos
Camp Arena homenajea a sus héroes
El contingente español levantará un monumento en homenaje a los fallecidos
«Estoy muy orgulloso de todos vosotros». Eran poco más de las 9.30 horas de ayer cuando el coronel Miguel Moreno Álvarez, jefe del contingente español en Herat, inició su camino hacia la bandera española que preside Camp Arena. Detrás de él caminaban dos soldados portando una corona de flores como homenaje a los 17 españoles fallecidos en el siniestro del Cougar. Los tres militares avanzaron al compás de La muerte no es el final hasta que colocaron la ofrenda bajo la bandera. Poco antes, se había leído el soneto por los caídos por España: «Fueron grandes y fuertes, porque fueron fieles al juramento que empeñaron, por eso como valientes lucharon y como héroes murieron». Lo que era un acto previsto de entrega de medallas, se convirtió así en un sentido homenaje por los militares muertos. Sobre todo para los integrantes de la Brilat, que perdieron a doce compañeros, de los que diez eran gallegos. «Estamos preparando unas placas con el nombre de cada uno, y una con el nombre de todos, para hacer un monumento recordatorio», comentaba emocionado un capitán de la unidad gallega. El coronel Moreno, en presencia de todo el contingente español y de una representación de las tropas italianas y eslovenas, entregó 76 medallas Otan con distintivo de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (Isaf) a los miembros del contingente que llevaban más de treinta días de misión ininterrumpida. Muchos de ellos, cerca de 50, volverán hoy a España y otro grupo ocupará su lugar. Llevan aquí, en Herat, desde mayo. En su discurso, Moreno agradeció a los condecorados su esfuerzo, el haber construido la parte española de la base, el haber soportado las incomodidades propias de quienes son desplegados en el primer relevo y el haberlo hecho en «circunstancias tan especiales». El coronel les animó a que colocaran esas medallas en lo más alto de su pechera. «Las habéis ganado en momentos difíciles para nosotros», dijo en referencia a la tragedia que sacudió al contingente el martes. Y recordó a los caídos. Cerró su discurso emocionado y, dirigiéndose a sus hombres, afirmó: «Si tengo que mandar otra misión en el futuro, ya sé con qué gente tengo que contar». La vida sigue Tras la finalización del acto, la vida continuó en la base. Las banderas ya no ondeaban a media asta, porque «hay que recordar a la gente que el dolor hay que asimilarlo, y nuestra obligación es seguir adelante, seguir en el trabajo». Lo hicieron a medias, porque los domingos, los mandos intentan rebajar la actividad para dar un poco de descanso a los hombres. Se suspenden algunas reuniones habituales y, salvo en el caso del personal de guardia, se trabaja sólo durante media jornada. Algunos aprovecharon para dormir un poco, porque quienes han estado más involucrados en lo relacionado con la tragedia del Cougar apenas lo han hecho en los últimos días. Otros utilizaron la tarde para acercarse a la cantina, donde se han instalado dos grandes monitores, para ver por la televisión alemana la carrera de Fernando Alonso disputada en Turquía. Los asturianos, que forman buena parte de la tropa de la Brilat desplegada en Herat, colocaron una bandera en la que se leía: «Alonso, número uno». Su salida y su segundo puesto fueron lo más aplaudido del día. En la zona de la base donde está hospedada la Brilat, los soldados se entretenían acomodando las tiendas de campaña en las que viven o pintando carteles para señalar las cantinas, las oficinas y otras instalaciones. La que señala el camino a las letrinas tiene el nombre de «rúa do Apretón». Reírse un poco de la vida es quizás la mejor manera de rebajar la tensión y el dolor para quien, estando lejos de casa y en zona de conflicto, ha perdido a un buen puñado de amigos.