Bono ordena a la Brilat iniciar la vuelta a España un mes antes de lo planeado

De modo implícito, José Bono reveló ayer en el Congreso que ha ordenado adelantar un mes el regreso de los españoles encargados de velar por el correcto desarrollo de las elecciones afganas, batallón que sufrió 17 bajas la semana pasada en el siniestro de un Cougar. Por sorpresa, el ministro afirmó haber dictado instrucciones para que la retirada de éstos comience el 20 de septiembre, o sea, no el 18 de octubre, como él mismo había anunciado que sucedería, durante una comparecencia parlamentaria el 22 de junio. La medida afecta a 25 miembros de las Famet y 480 de la Brilat (187 de Pontevedra y 293 de Asturias), los cuales apenas llevan en la zona entre cinco y dos semanas. No atañe, en cambio, al contingente del Ejército de Tierra dedicado a garantizar la estabilidad y la reconstrucción del país asiático: 535 profesionales de la Brigada de Cazadores de Montaña (Jaca, Huesca y Pamplona) distribuidos entre la base logística de Herat, el PRT de Qala-i-Naw y el comando central de Kabul, que seguirán desempeñando su labor sine die, gracias a sucesivos reemplazos ya programados. El dispositivo de repliegue coincidirá en el tiempo con el recuento de los votos, que se presume tan conflictivo como largo. El titular de Defensa no quiso abandonar la Cámara baja sin antes recordar que «nuestros soldados están en Afganistán» para «propiciar la libertad, el progreso y la democracia», así como para «luchar contra el terrorismo». El ministro de Defensa explicó que en una misión como la que los soldados prestan en Afganistán «desde luego, los riesgos existen». Desde hace dos meses, agentes del CNI y de la inteligencia militar evalúan esas posibles amenazas «a diario». Sin embargo, esta última guerra, propiamente dicha, la abandonaron cuando el Gobierno, el 2 de julio del 2004, resolvió dar por concluida la participación de la Armada en la operación Libertad Duradera , tras dos años y medio de cooperación con el jefe de ese dispositivo: Estados Unidos. El ministro también prometió que, sin la aprobación de sus señorías, España no entrará en los relevos ordinarios al frente de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (Isaf), responsable de las intervenciones militares no ofensivas en tierra afgana. Según fuentes de la Otan consultadas por el Diario de León, está previsto que un general de Bétera (Valencia) asuma el liderazgo de ese cuerpo desde febrero hasta agosto del 2007. Negociación Eludiendo citar detalles, el ministro aseveró ayer que esta negociación con la Alianza empezó en enero del 2004, durante la era Aznar, y cristalizó ya con Zapatero en la Moncloa, en octubre. En el 2006, el Ejecutivo central someterá la cuestión al juicio de las Cortes, pues entonces ya habrá entrado en vigor la nueva Ley Orgánica de la Defensa Nacional, que establece la consulta parlamentaria previa al envío de tropas al extranjero. En caso de que el resultado fuese afirmativo, España tendría que incrementar sus efectivos en el país del opio. ¿En qué medida? «Eso será una decisión nacional», contesta un portavoz de la Otan.