«¿Que qué se nos perdió aquí? Hay que ver dónde se instruyeron los del 11-M» Pediré una recompensa para los supervivientes

El general Vicente Díaz de Villegas, jefe de la Brilat, pone sobre la mesa del despacho que utiliza durante la visita a Herat una copia de la resolución 1563 sobre Afganistán de la ONU. Y empieza a leer: «...para erradicar el terrorismo de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas...», «...extender la autoridad del Gobierno central a todas las partes del Afganistán, de llevar a cabo elecciones libres e imparciales...», «...determinando que la situación en Afganistán sigue constituyendo una amenaza para la paz y la seguridad internacionales...». Y concluye «...asegurar la plena ejecución del mandato de la ISAF». Mira a los ojos a este redactor y, con la mente quizás puesta en todo cuanto se habló ayer en el Congreso, concluye: «Estamos aquí bajo mandato de la ONU». -¿Cómo explicaría lo que la Brilat está haciendo aquí? -Este es un periodo de posguerra, con elementos terroristas latentes. De hecho la resolución 1563 de la ONU habla de las elecciones y habla de que hay todavía un peligro latente y terrorista. La recuperación de Afganistán es buena para todos. Es como si en un pueblo hay médicos y en otro no, pues lo lógico es enviar el médico allí. Hemos de compartir. Nosotros que hemos tenido un desarrollo importante y que llevamos un periodo bastante largo de paz también agradeceríamos, si estuviéramos en sus circunstancias, que nos echaran una mano. Lo mismo que hicimos en Bosnia. ¿Que qué se nos ha perdido aquí? Pues nadie pensaba que se le había perdido nada pero hay que ver donde se instruyeron los del 11-M. Algunos habían pasado por aquí... los de Londres ahora. En fin, hay que estar. No se defienden ya las almenas del castillo. Y habrá gente que nos lo agradezca, y habrá gente que no. -¿Cómo ve la situación de seguridad en Herat? -Yo llevo aquí muy poco tiempo, pero he ido a Herat, y no he percibido ninguna amenaza. He visto más bien lo contrario. Cuando pasábamos ha habido gente que nos ha aplaudido. También he estado en la zona del accidente y allí hay un pueblecito pequeño, una aldea. He estado allí con los niños, una señora también que nos ha regalado un melón. Yo creo que no hay que bajar la guardia. En España también tenemos terroristas y no hay que bajar la guardia. Dar cariño, pero estar vigilantes. Yo creo que la tranquilidad está en que vamos a hacer un buen trabajo de cara a las elecciones. La seguridad total no la tenemos ni aquí ni en España, pero obviamente sí que diría que este un terreno de 60.000 kilómetros cuadrados y que aquí hay 10.000 soldados aproximadamente. Creo recordar que en Kosovo eran 6.000 y pico y llegó a haber 40.000 soldados. Y creo que seguían matando a gente de vez en cuando. El 100% de seguridad no se puede garantizar. Si esto fuera 100% seguro no estaríamos aquí. Para eso estamos aquí, eso es la disuasión, es poder que se muestra, hacer saber que si hacéis algo habrá una respuesta. -¿Cómo ve a sus hombres? -Fenomenal. Muy bien de ánimo. Eso me llena de orgullo. Vengo aquí a darles ánimo, pero son ellos los que dan ánimo a los demás. He tenido la suerte en España de estar con las familias y me han dado lecciones todos los días. Lo mismo ellos, los soldados. Siguen muy animados a hacer su trabajo, a hacerlo bien. Ellos vienen a Afganistán y saben a qué han venido. Vienen al amparo de una resolución de la ONU. Saben que esta gente ha sufrido. Saber que vienes a transmitir una esperanza eso es una cosa que llena, no hay más que verlos cuando ven a los niños, ellos se deshacen. -¿Qué opina de la actua-ción de los supervivientes del segundo aparato? -Fue muy adecuada. En el momento que se pegaron el trompazo, y vieron que había heridos dentro, inmediatamente aplicaron los procedimientos. Ayudar a la gente a salir porque aquello podía explotar, pero además ellos no sabían lo que había ocurrido, por qué se había caído el otro helicóptero y adoptaron las posiciones de combate y las de seguridad de tal forma que rodearon toda la zona para hacer frente a lo que pudiera ocurrir. Elevaré la petición para la recompensa que el mando considere oportuno, y yo creo que se les dará sin ningún problema. -¿Cómo se ha sentido cuando esos supervivientes han decidido volver aquí voluntariamente? -Creo que es objetivo decir que son unos tíos estupendos y además con un espíritu y una moral a prueba de este tipo de circunstancias. Como las familias. Cuando veníamos, la viuda del teniente vino a despedirnos al aeropuerto, a Torrejón.