Diario de León

La menor preocupación de ZP

El presidente cuenta con que Rajoy mantendrá su estrategia de oposición a todo Su última cita fue hace ocho meses y desde entonces ha crecido la desconfianza mutua

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Enrique Clemente - redacción
León

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De los importantes frentes que Zapatero tiene abiertos al inicio del nuevo y apasio-nante curso político que se abre esta semana, el de las relaciones con el PP es el que menos le preocupa, a pesar de que son muy malas. Da por descontado que Rajoy no va a cambiar su estrategia de oposición frontal a todo, por lo que la entrevista que mantendrán está destinada más bien a cubrir el expediente. Eso explica que fuentes gubernamentales no oculten su pesimismo: «Si el PP mantiene su política de confrontación en todos los terrenos, no se avanzará nada el lunes». El presidente tiene otros problemas, porque para él se acerca la hora de la verdad. Se enfrenta a cuestiones muy complicadas y enquistadas históricamente, que él mis-mo ha puesto sobre la mesa y que servirán como vara para medir su capacidad como gobernante e incluso como estadista. La reforma del Estatut amenaza con llevarse por delante al tripartito catalán y el pacto con Esquerra Republicana de Catalunya, y ha creado ya graves disensiones entre el PSC y el PSOE. Si la «cuestión catalana» proporciona quebraderos de cabeza a Zapatero, la vasca no le va a la zaga. El presidente del Gobierno cree que la situación en el País Vasco ha cambiado y que existe una oportunidad histórica para lograr la paz y, por eso, hizo la oferta de diálogo a ETA en el Parlamento, siempre que abandone las armas. En apoyo de su tesis argumenta que ETA lleva más de dos años sin matar y que este verano no ha llevado a cabo su tra-dicional campaña terrorista. Pero el resurgimiento de Batasuna y el hecho de que siga sin condenar la violencia le coloca en una situación incómoda de explicar a una parte de la opinión pública. Socialistas tan cualificados como Ramón Jáuregui sitúan el horizonte de la pacificación en el 2007, coincidiendo con las elecciones municipales. ZP tiene que dar pasos hacia adelante. Las reformas estatuarias, la lucha antiterrorista y la pacificación en el País Vasco, y la política exterior serán los principales ejes de la agenda de la reunión que mantendrán el próximo lunes José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy en el palacio de La Moncloa. En estos tres temas ambos mantienen posiciones diametralmente opuestas, por lo que es difícil esperar resultados positivos del encuentro. Pese a ello, Zapatero quiere cumplir su compromiso de reunirse periódicamente con el líder de la oposición para informarle e intentar un acercamiento en los asuntos de Estado. Nada más llegar de sus vaca-ciones en Lanzarote, y antes de despachar con el Rey en Palma de Mallorca, el presidente del Gobierno telefoneó al líder de la oposición para fijar la fecha de la que será su cuarta cumbre en Moncloa. Desde la última, celebrada el 14 de enero, han pasado ya casi ocho meses, en los que la relación entre ambos se ha deteriorado de forma sensible. Rajoy salió satisfecho de aquel encuentro por el acuerdo que habían alcanzado para constituir una comisión de seguimiento de las reformas estatutarias. La satisfacción que duró poco porque el grupo de trabajo no llegó a constituirse nunca por diferencias sobre la jerarquía de los miembros que lo debían formar. El PP quería que fueran dirigentes del máximo nivel, pero el PSOE rebajó esas pretensiones y abogó por una comisión más técnica. Conferencia de Presidentes A partir de ahí ha crecido la desconfianza entre los dos dirigentes, cuya relación fue amistosa al inicio de la legislatura. Hasta tal punto ha llegado el desencuentro que Rajoy declaró el lunes que no estaba dispuesto a hablar con Zapatero de «sus desaguisados ni a servirle de coartada». El jefe del Ejecutivo ha querido reunirse con el líder popular antes de que se celebre la Conferencia de Presidentes, el próximo 10 de septiembre, en la que se abordará la financiación sanitaria. Su objetivo es que Rajoy medie para que las comunidades gobernadas por el PP acepten compartir a medias con el Gobierno el déficit de la sanidad pública. Otro punto de fricción es el accidente de Afganistán. El portavoz de Defensa del Grupo Parlamentario Socialista, Jesús Cuadrado, pidió ayer a Rajoy que «deje de sembrar sospechas sin fundamento» sobre el siniestro que causó la muerte a 17 soldados. Los socialistas creen que «lo que menos ayuda a las familias» es que el líder de la posición utilice la tragedia de forma «irresponsable» para «desgastar al Gobierno». Cuadrado se refería a la petición de Rajoy de que los tripulantes del helicóptero que acompañaba al aparato estrellado comparezcan en la comisión de secretos oficiales del Congreso para que ratifiquen o desmientan la versión inicial de que hubo un ataque desde tierra que motivó la caída a tierra.

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