Marruecos y España investigan si la Guardia Civil mató a un inmigrante en la avalancha de Melilla

La Guardia Civil de Melilla y la Gendarmería marroquí investigan la muerte de un joven camerunés cuyo cadáver apareció en territorio marroquí, cerca de la valla que separa a ambos países, horas después de que ochenta guardias civiles rechazaran con violencia el domingo por la noche a trescientos indocumentados que intentaban entrar en avalancha en territorio español. Los inmigrantes denuncian que la víctima fue golpeada hasta morir y el delegado del Gobierno en la ciudad autónoma, José Fernández Chacón, pide que no se conjeture hasta conocer el resultado de la autopsia. El delegado del Gobierno en Melilla explicó que el cuerpo del joven fue llevado en camilla el lunes sobre las ocho de la tarde hasta la verja que rodea el perímetro fronterizo por «unos treinta o cuarenta» subsaharianos. «La policía marroquí se llevó al fallecido y están haciendo sus averiguaciones y los trámites oportunos», afirmó Fernández Chacón. La Delegación del Gobierno reconoció la carga del domingo, pero rehusó relacionarla con esta muerte mientras no se conozcan las conclusiones del examen forense, que realizan las autoridades alauitas. La Gendarmería marroquí ha abierto una investigación, y la Guardia Civil ofreció «su cooperación, en caso de que la requieran». De momento, Marruecos no ha solicitado a España informes sobre lo ocurrido. Los responsables del instituto armado en Melilla no mencionaron esta muerte en el parte de novedades que, tras el incidente en la frontera, envió a la Dirección General de la Guardia Civil en Madrid porque desconocía que se hubiera producido. No obstante, compatriotas del fallecido aseguraron que los guardias civiles propinaron a la víctima numerosos golpes hasta provocarle la muerte. Cuando consideraron controlada la avalancha, los agentes arrastraron el cadáver hasta el perímetro fronterizo y lo abandonaron en el lado marroquí. Violencia desproporcionada Varios subsaharianos subrayaron que la Guardia Civil se empleó con «violencia desproporcionada» y elevaron a dos el número de fallecidos en este incidente. «Ellos rompen los brazos, los pies, pero ayer fueron hasta el final, hasta llegar a acabar con la vida de un ser humano», señaló uno de los inmigrantes. La Comandancia de Melilla negó estas aseveraciones de los indocumentados. Las organizaciones SOS Racismo y Pro Derechos de la Infancia (Prodein) se quejaron de la «fuerza excesiva» que emplea la Guardia Civil en este tipo de actuaciones y exigieron que se esclarezca lo sucedido. El presidente de Prodein, José Palazón, cifró en dos el número de muertos.