| Crónica | Los orígenes |
Hospitales, hospicios y escuelas
Cuatro hermanas llegaron en 1862 a San Antonio Abad y dos años después a la casa de expósitos
Las Hijas de la Caridad llegaron a León en 1862, setenta años después de su penetración en España a través de Cataluña, en 1790. Pero acudieron en el momento preciso. La Diputación provincial, organismo que se ocupaba de la beneficencia, vio mermadas sus competencias en este ámbito, al igual que en el de instrucción pública, a partir de 1845. No obstante el presupuesto ordinario de la institución para el ejercicio 1867-68 reservaba una cuantiosa, para entonces, partida para este capítulo. Los 106.270 escudos y 880 milésimas de la beneficencia absorbían «de tal manera el presupuesto provincial» -se quejaba la comisión responsable- «que sólo él levanta las cuatro quintas partes de los recursos con que contarse puede», según se reseña en la Historia de la Diputación de León . Y ello pese a que en 1847 se acordó suprimir las casas hospicio de Astorga y Ponferrada -nunca se llegó a cumplir el acuerdo- y conservar, de entre los quince hospitales de la provincia, tan sólo dos, el de San Antonio Abad de León y el de San Juan en Astorga. En las cabeceras de los partidos judiciales restantes debían establecerse otros centros pero de ningún modo podían estar dirigidos «por los alcaldes constitucionales ya que, entre otras muchas razones, carecen de tiempo, y no están preparados para ello». Las primeras cuatro hermanas llegaron al Hospital San Antonio Abad con el permiso del Cabildo Catedral. El centro sanitario tenía entonces 19 plazas para recogidos con ciertas enfermedades agudas. Los historiadores que indagaron en los archivos de la institución hacen notar la tensión entre Diputación y Cabildo por el hospital, ya que la primera quería que tuviera carácter provincial y reclamaba tener una «verdadera intervención» como «Corporación que paga». El paulatino aumento de la presencia de la Iglesia en las instituciones de beneficencia de la Diputación es atribuida a las corporaciones de «carácter moderado» que se sucedieron en la mitad del siglo XIX. Así, la entrada de las Hijas de la Caridad para dirigir la Casa de Expósitos y Hospicio fue acordada en la sesión del 3 de febrero de 1957. En este establecimiento se encontraba también la casa maternidad, ya que no se concebía en aquel entonces que prestara servicio más que a «personas de mala conducta». En 1866 se acordó la instalación de cinco hermanas de San Vicente de Paúl «para el gobierno y educación de los acogidos del Hospicio de Astorga». La labor en el hospicio se mantuvo hasta los años 80 del siglo XX. La década de los 50 supuso la expansión de la compañía en León; se trata, además, del período en el que la Diputación acomete la construcción de San Cayetano en terrenos del Monte San Isidro adquiridos a la Fundación Sierra Pambley, a la sazón gestionada desde la posguerra por la institución provincial. El nuevo centro con capacidad para 900 o mil acogidos y diseñado por el arquitecto Ramón Cañas del Río, supuso la «total separación de sexos» entre los hospicianos», «encomendando la educación y formación de las niñas a las hermanas de la Caridad y elegir para los niños una comunidad religiosa de varones» que completase la educación con la enseñanza de oficios y profesiones. Fue así como llegó al hospicio la congregación de religiosos terciarios capuchinos. Asímismo, en los años 50 las Hijas de la Caridad se hicieron cargo de las escuelas de La Milagrosa, promovidas por la obra social de la caja de ahorros y monte de Piedad de León y a finales de los sesenta se decide instalar en unos terrenos de Villaobispo de las Regueras -«aquí sólo había una charca», recuerda la provincial- la sede de la provincia canónica de Gijón.