El eclipse «perlado» de Cacabelos
Astrónomos de todo el mundo ocuparon el Bierzo y Villablino en 1912 para observar un fenómeno celeste similar al de ayer, gracias al que se descubrieron los eclipses híbridos
Sucedió el 17 de abril de 1912, pero todavía hoy sigue envuelto por el misterio. Los astónomos aún no lo tienen claro. Dicen que se trató de un ejemplo de eclipse «mixto» o «híbrido», un raro tipo de fenómeno que comienza siendo anular para convertirse durante unos instantes en total, en el que la Luna consigue cubrir toda la superficie del Sol. Y uno de los puntos privilegiados para verlo fue Cacabelos. El secretario de la Asociación Leonesa de Astronomía, Saúl Blanco, recopiló para este periódico los testimonios que se recogieron entonces entre los principales expertos que se trasladaron a la provincia para avistar el fenómeno. Para el experto de la Nasa Fred Espenak se trató de un eclipse híbrido, cuya totalidad sólo duró dos segundos. Las provincias de Orense, León y Asturias pudieron disfrutar de este efímero espectáculo. León ya había contemplado el eclipse total del 30 de agosto de 1905 -fue el último total hasta el 2026-, que duró en la capital algo más de tres minutos. Y para esta ocasión de 1912 acogió una expedición internacional de astrónomos organizada por la Sociedad Astronómica de España. A las dificultades técnicas que se encontraron se sumó el hecho de que la banda de totalidad (Oporto-Gijón) era de sólo unos cuantos metros de ancho -compárese con los «cómodos» 180 kilómetros que tuvo el de ayer-. La meteorología tampoco acompañó a los esforzados científicos que se adentraron por tierras bercianas en busca de la sombra de la Luna, pero a pesar de ello consiguieron notables resultados. La localidad de Cacabelos fue la elegida para ubicar una de las estaciones de seguimiento de este extraño fenómeno, y recibió para la ocasión dos Ecuatoriales de Grubb, telescopios históricos hoy expuestos en el Observatorio Astronómico Nacional. Las predicciones de que disponían en aquel momento, tanto en lo referente al momento exacto de la ocultación como de la localización geográfica de los puntos desde los cuales sería visible, eran enormemente imprecisas. Uno de los mayores problemas que se encontraron es que realmente desconocían la ubicación exacta de los pueblos que visitaban. ¿Sería total, sería anular? ¿Sería un eclipse total o sería anular? Sólo la paciente observación sacaría de dudas a los investigadores, de modo que se ubicaron como mejor pudieron a lo largo de esta estrecha franja con sus pesados equipos -fue uno de los primeros estudiados mediante cámaras cinematográficas- y esperaron a comprobar si habían tenido la enorme fortuna de acertar con la localización correcta. En el número de marzo de 1912 de la Revista de la Sociedad Española de España y América, el célebre astrónomo español Josep Comàs, que en 1908 había descubierto la atmósfera de Titán, la gigantesca luna de Saturno explorada recientemente por la sonda europea Huygens, concluía un artículo diciendo: «...sólo nos resta desear mucha fortuna a todos los observadores y opimos frutos para la Ciencia». No anduvo lejos del anular Iñiguez, director del Observatoriode Madrid, que observó el fenómeno desde Cacabelos, escribía: «... de los trabajos hechos en Cacabelos, parece deducirse que el eclipse allí no anduvo lejos de ser central». Juan Alvarado, Director de Escuela, comentó que: «En el pueblo de Villablino -se encontraba en la línea de centralidad- todos lo juzgamos parcial, pero un observador dijo que era total. Otros dijeron que era anular, en concreto dos grupos situados al este y al oeste de otros dos grupos que afirman fue parcial...». Amadeo Pérez, desde Fresnedo, apuntó: «La totalidad tuvo lugar a las 11 horas 55 minutos, cuando apareció como un alambre de fuego rodeando el disco negro de la Luna». «Este alambre, en el momento culminante, y con una rapidez asombrosa, se rompió, despidiendo multitud de rayos, volviendo instantáneamente a aparecer la luz del Sol...». «Las palomas fueron poco a poco recogiéndose, y las gallinas, corrieron en dirección del gallinero». Adolfo Fernández, secretario del Ayuntamiento de Toreno. : «Con la antelación debida, en el sitio que juzgué conveniente, y con un tubito de bolsillo de cristales ahumados, ...». «Momento fue éste que no olvidaré jamás por lo grandioso y raro que a mi pobre y corta inteligencia le pareció el satélite: quedo a mi vista como un pandero con cuatro ranuras en forma de cruz aspada, para colocar las sonajas; por ellas despedían haces de luz tan intensos, tan brillantes y de tantos colores que no me es posible definir». Una multitud de estrellas «Lucieron multitud de estrellas en casi todas direcciones, y todo esto unido a la casi total obscuridad de un día que desaparece; las liebres que cerca de mi estaban salieron en vertiginosa huida; los pájaros, que como por encanto enmudecieron, y el silencio sepulcral que por un instante invadió este pueblo y cercanías, me inclinan a creer que el eclipse fue total en ésta, o por lo menos su parcialidad fue insignificante para la vista». De esta forma fue en León donde reconoció por primera vez en el mundo la existencia de estos eclipses perlados, convirtiendose así en la capital mundial de la astronomía.