Once princesas para un palacio

El tráfico de ideas congregado ayer en el Auditorio Ciudad de León para competir en ingenio por el proyecto que convierta la antigua Azucarera Santa Elvira en un Palacio de Congresos se convirtió en una lección magistral de arquitectura repartida en once capítulos, a maestro por propuesta: la fantasía de Zaha Hadid, la visión infinita de Zaera y Moussavi, la limpieza de la integración de Abalos y Herreros, el colorido mejicano de Aguinagua-Legorreta, el pragmatismo de Patxi Mangado, el carácter bioclimático de Andrés Perea, la simplicidad de Ferrater, la ambición de apertura al pueblo de Dominique Perrault, la fragmentación de David Chipperfield, la funcionalidad de Ricardo Aroca-De Andrés y el skyline de Nieto y Sobejano. Una competición abierta de habilidades -con el lápiz y con el verbo- para lograr que el pasado ruido de la molienda de la remolacha sea traducido al lenguaje de los encuentros y las respuestas, en una ciudad en la que cada vez más y de manera endémica se arrastra la abundancia de preguntas. Y una más que ya planea en el ambiente, donde de momento se hurta la solución al rompecabezas que cerrará la financiación de una infraestructura prometida por el olor a rosas del Consejo de Ministros del 23 de julio del 2004 y que la Junta acogió como maná y ahora le puede crear un conflicto para cuadrar balances a tres bandas cardinales. Las tres patas de la financiación se sentaron ayer por primera vez en la misma sala, aunque no al mismo tiempo. Mario Amilivia se hizo acompañar de la concejala de Urbanismo, María José Alonso, y de Gerardo Arias, director de Vivienda del ente autonómico, en la bienvenida de la jornada, mientras que Raimon Martínez Fraile, secretario de Estado de Turismo, esperó a la tarde para hacer su entrada, aunque sí que se quedó a las exposiciones y no delegó en ningún técnico para asesorar el voto que le pertenece hoy en la mesa de decisión. Allí, también estarán Francisco Gutiérrez, en su vertiente política, y los arquitectos Miguel Ángel Martínez Puente, Manuel de las Casas, Rafael Santamaría, Antonio Vázquez de Castro, Emilio Tuñón, Miguel Roldán, y los críticos Luis Fernández Galiano y Enrique Domínguez Uceta. Un jurado de mayoría profesional que nombrará al ganador. Y dejará la interrogación del porcentaje de los mecenas. La misma que creó el representante del despacho de arquitectura de Chipperfield, que se encaminó por el camino de la lengua de Shakespeare, sin intérprete en su exposición: « ¿Cómo diz? ». «El proyecto que sea elegido debe ser lo más polivalente posible, para que no sea un lastre y tenga otros usos complementarios» MARIO AMILIVIA, alcalde de León