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Moratinos ataca a la UE y critica que sólo se acuerde de Latinoamérica en las «grandes crisis»

Cuba logra un texto a favor de las extradiciones y contra el bloqueo

Uribe pone en duda la utilidad de las cumbres y dice que viene a Salamanca porque «le toca»

José Luis Rodríguez Zapatero y su esposa, Sonsoles Espinosa, a su llegada ayer a Salamanca

Publicado por
Xurxo Fernández - enviado especial | salamanca
León

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Moratinos trató de disfrazarlo diciendo que se trata sólo de una declaración genérica, pero lo cierto es que la delegación cubana (y la venezolana por extensión) se apuntó ayer el primer tanto en la Cumbre Iberoamericana pese a haber confirmado ayer a última hora la ausencia de Castro (la vicepresidenta De la Vega la daba por segura). El éxito llegó a través de uno de los puntos de la declaración final en la que los 22 países participantes instarán a que se faciliten las extradiciones de terroristas que permanecen detenidos lejos del país donde perpetraron su crimen. Como se encargó de dejar bien claro el ministro español de Exteriores, en el texto no se menciona expresamente el caso de Posada Carriles -un anticastrista detenido en Estados Unidos para el que Venezuela pide su extradición por su posible implicación en un atentado aéreo-, pero es inevitable pensar que su inclusión reponde a una de las principales demandas del eje de izquierdas de la cumbre. Como también lo hace el documento contra la ley Helms-Burton que justifica el bloqueo a la isla. En un nuevo intento de que no parezca una claudicación ante Castro, esta referencia no se incluirá den-tro de las tres páginas y media que ocupa la declaración final del encuentro, como había ocurrido en anteriores citas, pero sí en uno de los catorce anexos a la misma -lo que, llamativamente, facilitará que el escrito sea más extenso y en términos más directos que los precedentes-. Demasiados encuentros Si la reunión de Salamanca levanta grandes expectativas para el eje de izquierdas, los llamados a ocupar el otro lado de la balanza (el que se inclina hacia Estados Unidos) ya han dejado ver que llegan con poca confianza de obtener acuerdos fructíferos. El principal exponente de esta corriente es el presidente colombiano, Álvaro Uribe, que nada más bajar del avión se quejó de que «tantas cumbres y tan seguidas las vuelven detestables, porque se convierten en turismo presidencial» y afirmó haber venido a este encuentro porque «me toca». Semejante declaración no sentó nada bien al Gobierno español y Moratinos respondió diciendo que «si se asiste a una cumbre es porque se siente uno cómodo. A nadie se le obliga a venir», al tiempo que afirmó estar seguro de que Uribe se refería a reuniones «de su subcontinente». El ministro de Exteriores se mostró ayer especialmente prolífico en intervenciones y por la mañana realizó otra para cargar contra la «agenda europea», en la que, criticó, «no están nuestros socios iberoamericanos». Atacó con dureza a la UE, de la que dijo que sólo se preocupa de las «grandes crisis» y destacó que esto provoca que «España y Portugal tengan que ser los catalizadores» de las reuniones entre los dos bloques, como la que habrá en Viena en mayo del año que viene.

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