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Matiza la condena al «bloqueo» y suaviza la petición de extradición de Posada Carriles

La cumbre lima la declaración de Cuba y EE.UU. cierra la polémica

Washington descarta que haya inquietud y subraya la «excelente» relación con España

Publicado por
Xurxo Fernández - enviado especial | salamanca
León

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El jueves, un día antes del inicio de la XV Cumbre Iberoamericana, el ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, aseguró que Cuba no iba a «eclipsar» la cita. Hasta el momento en que Castro rechazó viajar a Salamanca, en la sede de la reunión apenas se habló de otra cosa que de su asistencia. Después, sin necesidad de que el comandante saliese de la isla, el país caribeño se convirtió en el centro de la declaración final de la cumbre. Principalmente, a través de un anexo en el que los participantes proclaman «la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el Go-bierno de los Estados Unidos de América a Cuba, incluida la aplicación de la llamada Ley Helms-Burton». Este texto levantó la más llamativa polémica en un encuentro caracterizado -como los anteriores, pese a la machacada intención de marcar un antes y un después- por las declaraciones comedidas y los acuerdos abstractos a concretar en un futuro. En cuanto se conoció la orien-tación del pronunciamiento, la embajada de EE.UU. dejó caer que en su país existía «inquietud» por la postura española, principalmente en lo referente al uso del término «bloqueo» en lugar de «embargo» en la declaración. El asunto tomó dimensión hasta el punto de volver a hablarse de tensiones en la relación entre Washington y Madrid. El anexo se convirtió en eje de todas las ruedas de prensa y dio para las respuestas más variopintas. La más llamativa, la del presidente venezolano Hugo Chávez, que respondió a la supuesta preocupación estadounidense con una cita contundente: «Que ladren los perros, decía el Quijote, luego cabalgamos». Su homólogo mexicano, Vicente Fox, lo dijo más claro: «No al embargo, no al bloqueo». Por su parte, el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, achacó el debate a «una polémica absurda por una cuestión semántica» y aclaró que el escrito se limitaba a utilizar los mismos términos aparecidos en una declaración de la ONU apoyada por España «cuando, por cierto, el Gobierno del país era otro». Lo cierto es que los términos «económico, comercial y financiero» que aparecen en el anexo al referirse al bloqueo no figuraban en el documento previo, que se refería a bloqueo sin más, y pudieran estar dirigidos a limar cualquier problema. Sea así o no, a última hora de ayer, la embajada de EE.UU., emitió un comunicado en el que rechazaba cualquier inquietud y calificaba de «excelente» y «sólida» la relación con España. El otro punto caliente de la declaración final estaba también en un anexo. El que hacía referencia a la necesidad de facilitar las extradiciones de terroristas y que se entendía como un nuevo tirón de orejas a Washington para que pusiese en manos de Venezuela al anticastrista Posada Carriles, acusado de un atentado aéreo. Finalmente, este texto también fue modificado para que además de la extradición se considerase válido el llevar al presunto terrorista ante la justicia del propio país en que está detenido. Para Cuba va también un toque de atención en cuanto a su regimen político. Aunque en el primer borrador tampoco figuraba, el punto sexto del articulado -antes destinado a «párrafos sobre la temática de la migración»- destaca que «la democracia constituye un factor de cohesión del espacio iberoamericano». Así, los participantes creen necesario «desarrollar una agenda que refuerce la calidad de nuestras democracias y su capacidad de responder a las expectativas de los ciudadanos en términos de protección de sus derechos». El presidente Zapatero no dudó en calificar de «indudable éxito» la cumbre porque ha marcado «un antes y un después» en las reuniones de jefes de Estado y de Gobierno de los 22 países de ambas orillas del Atlántico. Comienza, subrayó, «una nueva andadura, una nueva etapa». El optimismo del jefe del Ejecutivo contagió al nuevo secretario general de las cumbres, Enrique Iglesias, quien subrayó que la comunidad iberoamericana tendrá por primera vez en su historia «una vocería internacional».