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| Análisis | El balance final |

Del turismo presidencial a la austeridad en la diplomacia

De la cita en Salamanca ha salido una clara apuesta por el pragmatismo en el tratamiento de la realidad iberoamericana

Publicado por
Julio Á. Fariñas - env. especial | salamanca
León

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Los problemas cotidianos de la América Latina son los suficientemente graves como para dejar a un lado la retórica, lo que muy atinadamente el presidente Uribe ha calificado de «turismo presidencial», las declaraciones grandilocuentes y pasar a la acción. Los jefes de Estado y de Go-bierno congregados en Sala-manca parece que han captado el mensaje y han centrado sus debates en cuestiones muy concretas como el problema migratorio, el respaldo de iniciativas tendentes a eliminar el hambre y la pobreza, la creación de programas de cooperación en materia de salud, el canje de deuda por inversiones en educación y el apoyo a la Red Iberoamericana de Cooperación Judicial para afrontar mejor los problemas derivados del narcotráfico, la corrupción y la delincuencia organizada. A este pragmatismo va a contribuir, sin duda, la puesta en marcha de la Secretaría General Iberoaméricana y muy especialmente la figura de Enrique Iglesias como responsable de la misma. Este uruguayo, con reconocida experiencia al frente del Banco Interamericano de Desarrollo, será el encargado de poner en marcha los programas concretos que se han aprobado, especialmente los que afectan a la amplia problematica social de 600 millones de ciudadanos. Avance importante El propio Uribe reconoció ayer que la Cumbre de Salamanca supone un avance importante sobre las otras 14 anteriores, pero hizo una clara invitación a sus colegas para que se apueste por una ma-yor austeridad en la diplomacia mundial y por dedicarle más tiempo a las agendas internas. El presidente colombiano propuso fórmulas concretas para ello: una mayor apuesta por la utilización de las nuevas tecnologías, concretamente la , como hicieron los presidentes de Guatemala, El Salvador y Nicaragua en este encuentro. La idea no fue mal vista, pero alguien se apresuró a recordar que este tipo de encuentros, al margen de la reuniones formales y protocolarias, también propician fructíferos encuentros bilaterales que sirven para resolver problemas que no tienen cabida en una video conferencia. Salamanca también congre-gó a colectivos sociales que no comparten el optimismo oficial. Estos colectivos echan de menos que no se hable de la paramilitarización en Colombia, la im-punidad en Chile, la deforestación ilegal en Brasil, el desempleo en Argentina, la discriminación de los indígenas en México o el ecocidio de Repsol-YPF en las selvas naturales de Bolivia y Ecuador. También consideran que es una falicia hablar de comercio como motor de desarrollo con las políticas europeas en esa materia.