Diario de León

Tres alpinistas vascos sobreviven al infierno

Fueron de vacaciones a las montañas de Pakistán y, tras ser sorprendidos por el seismo, se vieron envueltos en una revuelta

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efe | islamabad

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Tres montañeros vascos rescatados de Gilgit (norte de Pakistán), donde sobrevivieron al seísmo del día 8 y después a una violenta revuelta, esperan regresar cuanto antes a casa, tras haber sufrido una auténtica «pesadilla». «No te puedes imaginar lo que hemos pasado», dijo ayer Oscar García Aguirrebengoa, de 45 años, quien junto a su novia, Garbiñe López de Luzuriaga, de 30 años, y un amigo de ambos, Enrique Torrecilla, de 50, habían planeado un viaje de dos meses haciendo senderismo por las montañas de Kirguizistán, China y Pakistán, donde hace diez días les sorprendió el devastador seísmo. «Al principio nos preocupaba el terremoto, pero después eso quedó en segundo plano, cuando estuvimos cuatro días encerrados en un hotel en Gilgit, sin saber cuándo podríamos salir, comiendo patatas fritas y espaghetti y viendo la televisión cuando había luz», dijo. Cuando ocurrió el seísmo, los tres se encontraban en Gilgit, donde vieron cómo las casas «se movían». Ante la imposibilidad de tomar un avión de regreso a Islamabad, se trasladaron al campamento base del Nanga Parvat, a unos 4.000 metros de altura, la mitad de los que tiene esa legendaria montaña. «Allí estuvimos cuatro días tratando de relajarnos, pero cuando regresamos el día 12 a la ciudad vimos que estaba tomada por el Ejército y nos metieron en otro hotel, del que no pudimos salir hasta este domingo», indicó el montañero. «Nunca había oído tantos tiros en mi vida. Estábamos realmente dentro de una guerra», explicó sobre lo vivido en Gilgit, donde persiste el toque de queda y se han producido decenas de bajas en los últimos meses por enfrentamientos entre grupos islamistas rivales de la zona. Los tres viajeros pudieron tranquilizar a sus familias y, a través de internet, decirles que se encontraban bien. Oscar afirmó que fueron las gestiones de la Embajada española las que les permitieron salir de Gilgit, con otros diez extranjeros también alojados en el hotel, en un convoy protegido por el Ejército paquistaní.

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