La fiscal pide la absolución de Atutxa porque no está acreditado que desobedeciera al Supremo
Sin grandes novedades, quedó ayer visto para sentencia el proceso que sentó durante tres días en el banquillo del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco al ex presidente del Parlamento vasco, Juan María Atutxa, del PNV, y a los miembros de la Mesa de la Cámara, Gorka Knörr, de Eusko Alkartasuna, y Kontxi Bilbao, de Ezker Batua-IU, acusados de incumplir la orden del Tribunal Supremo de disolver el grupo Sozialista Abertzaleak, heredero de la ilegalizada Batasuna. La fiscal pidió la absolución porque no se pudo acreditar que desobedecieran el requerimiento del tribunal, en tanto que la acusación reclamó dos años de inhabilitación y multa para los acusados. Como si de un guión previamente conocido y escrito se tratase, el juicio por el denominado caso Atutxa se cerró con la presentación de las conclusiones por las partes implicadas y sin que estas variaran un ápice las posiciones ya adelantadas. Así, la acusación particular representada por la organización Manos Limpias pidió la pena máxima de dos años de inhabilitación y multa para los tres imputados por un delito de desobediencia. En su alegato final, el abogado de la acusación, Jaime Alonso, mantuvo que «no hubo voluntad» de acatar el requerimiento del Tribunal Supremo por parte de Atutxa, Knörr y Bilbao, que formaron parte de una «confabulación» y recurrieron a «artificios» como la «desautorización» por parte de la Junta de Portavoces de la resolución de Presidencia del Parlamento vasco favorable a la disolución del grupo heredero de la ilegalizada Batasuna.