Diario de León

Los trabajadores son asistidos desde el exterior y esperan que mañana nadie acuda a los tajos

Seis mineros se encierran en un pozo de Torre hasta que se solucione el conflicto

La medida de presión en Malavá se adoptó al margen de la estrategia sindical inicial

Junto al pozo se colocó una urna para recaudar fondos para los gastos

Junto al pozo se colocó una urna para recaudar fondos para los gastos

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Manuel Félix - ponferrada
Ponferrada

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Los mineros del Bierzo, al igual que los asturianos, no dieron ayer tregua a las movilizaciones en busca de un mejor Plan del Carbón. No estaba previsto y los sindicatos habían dado descanso hasta el martes en las medidas de presión ante la reunión negociadora de este lunes en Industria, pero a primera hora de la mañana un grupo de seis mineros de Malavá, pertenecientes a la empresa Viloria Hermanos, ubicada en el municipio de Torre del Bierzo, decidían emprender un encierro dentro de una galería a 300 metros de profundidad. Con entrada vertical, en un reducto longitudinal de apenas tres metros de ancho por otros tres de altura, y con mucha humedad, los seis trabajadores anunciaron que permanecerán allí hasta que haya una solución satisfactoria en la negociación con el Ministerio. La medida es indefinida y fue consensuada con los 50 mineros de plantilla del pozo Malavá. Ayer habían acudido a trabajar para recuperar el día que descansaron el pasado lunes, puente de Todos los Santos, pero ante el cariz que adoptó la revuelta minera en la noche del viernes, con graves enfrentamientos con los antidisturbios en Bembibre, optaron por la medida más extrema de presión. A la entrada de la bocamina una caja de madera servía de urna para obtener recaudación voluntaria destinada a pagar la comida de los encerrados y los gastos que se puedan generar. Nada más conocerse lo sucedido, un grupo de unos doscientos trabajadores de otras minas, y también los sindicalistas, se desplazaron al lugar para apoyarlos, aunque el responsable de CC.OO. del Bierzo Alto, Manuel Ángel Rey, reconocía que el asunto se les había ido de las manos ante una medida tan «radical». En el exterior de la mina, el portavoz de los encerrados, José Bandera, explicó que se encuentran bien, pero que las condiciones en las que van a pasar estos días no son buenas. «La humedad se te mete por los huesos y a medida que pasan los días te ves afectado física y sicológicamente», decía, después de recordar que él, junto con uno de los ahora encerrados, Jaime Moray, protagonizaron idéntica medida en el mismo pozo hace ocho años. Hasta el lugar del encierro también se desplazó el dueño de la explotación, el empresario Manuel Lamelas Viloria. El industrial lamentaba que se tenga que llegar a este tipo de acciones para presionar al Gobierno en la negociación del Plan del Carbón, máxime cuando, según dijo, «las diferencias son mínimas». Lamelas Viloria espera que haya una pronta solución y destacaba que no le gusta ni el encierro ni la huelga. «Lo único que pido es cordura entre todos», destacó. El responsable comarcal de la FIA-UGT, Manuel Cuadrado, se quejaba por los problemas que están teniendo a la hora de unificar las medidas de presión, y pedía a los trabajadores unidad y evitar el «ir por libre». Los mineros encerrados son Jaime Moray, José Antonio Álvarez, Jaime Mayo Vega, Manuel Riveiro, Jesús Titos y Jorge Fernández. A parte del encierro, no hubo incidentes de relevancia. Sólo un grupo de 100 trabajadores paralizaron el lavadero de Uminsa en el Bierzo Alto, antigua Antracitas de Salgueiro. No hubo cortes de tráfico.

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