Diario de León

Lágrimas de alegría al salir del pozo

Los sindicalistas tuvieron que emplear casi una hora en la profundidad de la galería para convencer a los mineros de que el preacuerdo del Plan del Carbón era satisfactorio

Un niño apaga la lámpara de su padre. Arriba, el momento de la salida

Un niño apaga la lámpara de su padre. Arriba, el momento de la salida

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Manuel Félix - ponferrada
Ponferrada

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«Estamos alerta en lo que resta de negociación del Plan del Carbón, pero hacemos ya una llamada a la normalidad» ALBERTO GONZÁLEZ LLAMAS, Responsable provincial CC.OO. Las sirenas de la mina sonando a todo trapo. Bombas explotando en el cielo y pasillo de honor de los compañeros de trabajo. Aplausos y gritos de ánimo. Lágrimas de alegría y emoción a flor de piel de las esposas, hijos y madres. La jaula del pozo Malaba llega a la superficie, a ras de tierra, y entre la oscuridad de la noche se ven seis luces en el frontal de los cascos mineros. Son las de los seis protagonistas de un encierro que ha durado tres días (60 horas) bajo tierra en la explotación que la empresa Viloria Hermanos tiene en Torre del Bierzo. Eran las 20.35 horas de la pasada noche y la salida del pozo de los mineros ponía el colofón a la huelga y a las movilizaciones del sector para conseguir un Plan del Carbón con futuro. Antonio Álvarez, Jorge Fernández, Manuel Rivero, Jaime Morais, Jesús Titos y Jaime Mayo no querían dejar las profundidades de la tierra si antes no conocían de primera mano el acuerdo de los sindicatos, alcanzado por la mañana con el ministro de Industria en Madrid. Y así fue. Tuvieron que llegar los dirigentes de CC.OO. y UGT, bajar al pozo con los papeles y enseñarles allí abajo, en medio de una tremenda humedad, la firma de los políticos que comprometía ya una esperanza clara y contundente. Durante casi una hora (desde las 19.25 a las 20.20), sindicalistas como Manuel López o Alberto González Llamas tuvieron que emplearse a fondo para explicarles a los encerrados lo conseguido. Finalmente, los seis de Malaba comprendieron que su protesta extrema había dado resultado y sus penurias físicas y psicológicas habían terminado. «Creo que hemos hecho algo bueno», resumía ya en el exterior de la mina Jaime Mayo, un tanto abrumado ante una nube de cámaras y periodistas. Su madre consiguió zafarse entre tanta marabunta y darle el abrazo del hijo que regresa a casa. Escenas como esta se sucedían por toda la explanada. Los niños, hijos de los allí encerrados, en primera fila, junto con las esposas. Ellas no ocultaban el sufrimiento pasado y el alivio del que se sabe ganador de una victoria moral y a la vez efectiva por el vuelco dado en la negociación del Plan del Carbón. Esta vez, los encerrados, al salir ya de noche, con un tremendo cielo estrellado y con una helada por montera, no necesitaron gafas de sol para proteger sus ojos. No parecían demacrados, como ha ocurrido en otros encierros, pero sí acusaban el peso de la humedad durante tantas horas. Uno de ellos, Antonio Álvarez, decía que tuvieron que recibir medicación como si de una gripe se tratara, y alguno, moqueaba. En medio del revuelo, los mineros contaron que allí abajo el tiempo trataban de exprimirlo en cada minuto. «¿Habéis visto Gran Hermano en la televisión?, pues, nosotros allí abajo, algo parecido; hablábamos de todo», contaba ufano Antonio Álvarez, quien también desvelaba que los mineros inventaron un juego en la galería: el de «los aros», que consistía en encestar argollas en un recipiente. Y así, con cerca de medio millar de personas arropando a los encerrados a su salida se adentraba la noche. Los mineros, que sí soltaban el olor característico del que lleva tres días sin ducharse, pasaron por el aseo de la explotación y recibieron un reconocimiento médico. De políticos, sólo se dejó ver el alcalde de Torre del Bierzo, que iba con concejales. La cuenca minera respiró aliviada. Los trabajadores del carbón saben que se mantendrán las prejubilaciones igual que en el plan anterior; la producción queda en los 9,2 millones de toneladas; habrá 2.228 recolocaciones y se vinculan las ayudas a la producción y al empleo. Estos cuatro puntos fueron los que sacaron a los mineros a la calle y al interior del pozo. Ahora, misión cumplida, aunque falta por negociar el resto de flecos del plan. Hoy martes, todos a trabajar.

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