Diario de León
Rajoy también ha bajado en las encuestas

Rajoy también ha bajado en las encuestas

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Manuel Campo Vidal - madrid
León

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No hacía falta la encuesta del CIS para saber que el PP le anda pisando los talones al PSOE en intención de voto -si no están ya en empate técnico-, ni que Zapatero ha sufrido un desgaste de imagen espectacular en pocas semanas. La fórmula es sencilla: mézclense unos cuantos errores (si son de bulto mejor), añádase una ofensiva feroz del oponente y una entrega sin límite de bastantes medios de comunicación y el resultado no falla. Se obtiene casi de inmediato una caída de la popularidad y del prestigio político. Y no valen consuelos para tontos del orden de «menos valorado resulta Mariano Rajoy en la misma encuesta». La baja consideración de los líderes, más ese cinco por ciento que se declara hastiado de todos ellos, debería hacer reaccionar a la clase política: se hace imprescindible rectificar y, además, acabar con tanta crispación que genera desconfianza en la gente y preocupación entre el empresariado. «Yo le pediría a los líderes económicos que rompan su silencio y que les hagan llegar a los políticos lo que piensan, porque esto que está sucediendo no es bueno para el país», comenta Antonio Catalán, presidente de AC Hoteles. De la pregunta de hace unas semanas «¿Habrá Estatuto catalán?» hemos pasado a otra: «¿Rectificará Zapatero?». Aunque el presidente del Gobierno siga apareciendo con un semblante tranquilo y confiado algunas personas consultadas están convencidas de que Zapatero puede dar un giro a su política en pocas semanas. «El que conozca de cerca la historia política de este hombre, sabe que es capaz de combinar afecto y frialdad de fondo con tal de salirse con la suya,» sostiene un empresario leonés sorprendido por el desgaste tan rápido que ha tenido este gobierno. Y salirse con la suya es no quemar su carrera presidencial en un sola legislatura. Así que pocas dudas existen de que estamos cerca una maniobra, más o menos brusca, para rectificar la trayectoria. El aviso principal de que el volantazo se barrunta viene, de todos modos, desde Barcelona. Ha sido el propio Carod Rovira el que ha advertido de que habrá elecciones catalanas anticipadas en Cataluña y en España si el estatut es devuelto a los corrales parlamentarios catalanes. Puede ser, pero Zapatero ya admitió a trámite el proyecto en Madrid y eso garantiza seis meses de trabajo antes de aprobarlo o tirar la toalla. Elecciones en España no se esperan, salvo crisis impredecible ahora, hasta que toquen, o sea Marzo del 2008, o si acaso unos meses antes. En Cataluña es casi seguro el adelanto si fracasa el estatuto en Madrid. Pero el gobierno resultante puede no parecerse al tripartito actual: o gabinete solo nacionalista con Mas como presidente y Carod como primer consejero, algo que disgusta a Carod y ya lo evitó cuando era posible, o gobierno de coalición entre convergentes y socialistas. O socialistas y convergentes. Los pujolistas sueñan con tocar poder de nuevo y los socialistas catalanes han administrado mal el que les ha correspondido. Esta fórmula, que era imposible de entrada después de 23 años de gobiernos de Pujol, resultaría ahora factible y hasta benéfica para mantener esa alianza en Madrid aunque supondría la marginación de Esquerra Republicana y probablemente de Iniciativa per Catalunya. De ahí la inquietud de Carod Rovira y de Joan Saura por lo mal que le van las cosas a Zapatero, inquietud solo comparable a la de los líderes socialistas. Por eso el PSOE comienza hoy mismo una revisión a fondo de la política del Gobierno que el propio José Blanco se ha atrevido a criticar. A corto plazo no se descarta una remodelación gubernamental para escenificar el cambio de rumbo político. Aunque lo de las fechas se verá, porque «no conozco a otra persona en política que maneje los tiempos con la habilidad y la serenidad con que lo hace Zapatero», señala Marcelino Iglesias, presidente de Aragón. En cierto modo, el recibir en Moncloa, inmediatamente después de la manifestación contra la ley de Educación, a los convocantes ya forma parte de esa rectificación. Se diría que se vieron sorprendidos por la rápida reacción de Zapatero y aceptaron negociar. Alguien les ha tenido que decir que frenen, que no rompan la estrategia de la tensión que tanto fruto da en las encuestas, porque ahora son ellos mismos los que ponen pegas para reunirse. La duda es si la opinión pública que de buena fe critica la ley percibirá ese movimiento a mayor gloria de preservar la bendita crispación. Si Zapatero consigue bajarse del avión en el que vuela desde que ganó las elecciones, reflexionará y rectificará. Un personaje como Adolfo Suárez, al que él admira tanto, acabó cayendo porque estaba enfrentado simultáneamente con la Iglesia, la banca, los empresarios, los militares y los americanos. Con los poderes económicos y con los militares Zapatero anda medio bien, en parte porque Solbes y Bono le cubren el expediente. Pero con los americanos las cosas no se arreglan y con la Iglesia tiene un cristo. Pero hay algo más: la gente. Quien responde a las encuestas no son los obispos, ni la embajada americana. Ante la opinión pública Zapatero ha retrocedido por un conjunto de cosas y, especialmente, por el proyecto de estatuto de Cataluña. «El Estatuto puede ser el Irak de Zapatero», se suele decir en algunos cenáculos madrileños. Salvo que también decida retirar de ese frente sus tropas o los catalanes se retiren solos.

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