Los cazadores tienen en los juzgados 2.000 pleitos por accidentes de tráfico

Los aproximadamente 25.000 cazadores censados en la provincia de León están haciendo frente a no menos de 2.000 demandas de accidentes de tráfico provocados por animales salvajes en sus cotos, lo que suma en reclamaciones judiciales aproximadamente seis millones de euros, el equivalente a mil millones de las desaparecidas pesetas. Los pleitos se arrastran desde hace más de dos años y las sentencias son impredecibles, según el juzgado que caiga, lo que provoca una inseguridad que pocos pueden costear: desde agosto ha cambiado la normativa a nivel nacional, de forma que cualquier conductor que sufra daños en su vehículo -o personales- tiene teóricamente varios seguros, pero la realidad es que las compañías pleitean continuamente entre ellas: las de los conductores contra las de los cazadores y las de éstas últimas contra las de los pueblos y campesinos que les arrendaron los cotos. El problema se complica cuando alguna de las partes implicadas no tiene seguro o cuando la póliza no cubre el riesgo de que se cruce en el camino un jabalí, un corzo o un simple perro abandonado y sin dueño. Según Miguel Fierro, delegado de la Federación de Caza en León, miembro del Consejo Regional de Caza y presidente de Riomonte, el problema se ha multiplicado varias veces en los últimos años, aunque no precisamente porque los cultivos hayan caído en hectáreas respecto al monte. Todo lo contrario: hay tierras abandonadas en los pueblos de montaña y en las de secano, pero los maizales subvencionados por la UE en las de regadío han conseguido lo que la naturaleza fue imposible de criar en siglos: camadas y camadas de caza mayor, fundamentalmente jabalíes y corzos que nunca habían bajado de la montaña al llano y que ahora son un peligro en todas las carreteras, especialmente en amaneceres, al atarcedecer y de noche. Tres accidentes diarios Sólo durante el 2004 la provincia de León registró ochocientos accidentes de tráfico provocados por animales salvajes, estadística sólo superada en la autonomía por Soria y Burgos. Se trata, en todo caso, de siniestros denunciados por los conductores para cobrar el seguro, porque en muchos casos ni siquiera se declaran, dada la complejidad de los trámites administrativos. Según la Federación de Caza, las zonas de mayor riesgo en la provincia tienen sus propios puntos negros. «Por ejemplo entre Montejos y Carrizo, donde los jabalíes no tienen maíz, pero van y vienen de Villadangos, o entre Cembranos y Benavente y, en general, todo el Páramo y el Esla, eso sin contar con que en zonas como Camposagrado siempre ha saltado caza mayor». El problema de la caza y el tráfico, según Fierro, se resolvería con sólo aplicar la normativa nacional que responsabiliza a los cotos unicamente cuando los animales son atropellados «en acción directa», es decir cuando escapan del acoso de los cazadores. El problema está en que la Junta no la aplica y, al menos de momento, sólo tiene en fase de redacción un borrador con reglamentos ambiguos que no contenta a los cazadores y, como todavía no tiene rango de norma, tampoco está en vigor. El resultado es que los juzgados de la autonomía siguen agobiados de casos pendientes, a los que se acumulan otros nuevos, con reclamaciones por parte de los conductores que no bajan del medio millón de las viejas pesetas. «Cualquiera puede chocar con un jabalí y la broma cuesta 3.000 euros en el chapista» MIGUEL FIERRO ,delegado de la Federación de Caza en León