La población inmigrante representa ya casi un tercio de la demanda total de compras y alquileres

Aproximadamente un tercio de la demanda de viviendas de primera residencia o principales -1.747 durante los últimos cuatro años sobre un total de 5.518- corresponde a inmigrantes extracomunitarios, fundamentalmente de nacionalidad hispanoamericana o magrebí o, minoritariamente, asiáticos, ya asentados en la provincia y con todos los papeles y empleos en regla. Los inmigrantes regularizados sobrepasan ya el número de 11.000 y constituyen una comunidad al alza que no escapa al interés de las inmobiliarias, aunque al principio limiten su demanda a los pisos de alquiler amueblados y baratos en la periferia de las ciudades. Según fuentes del sector de promoción de viviendas, el fenómeno no es nuevo, sino que se remonta a varias décadas atrás, cuando comenzaron a llegar a la provincia los primeros inmigrantes de las ex colonias portuguesas de Angola, Mozambique y Cabo Verde, además de un numeroso grupo de pakistaníes. Mucho de ellos están ahora pregubilados y, aunque una parte regreso a su tierra con las mensiones máximas de la minería del carbón, otros optaron por quedarse aquí de forma definitiva y constituyen un grupo de compradores importante y ya perfectamente integrado en su tierra de adopción. Según fuentes del sector de consttrucción, la compra de viviendas por extranjeros no ha dejado de crecer, especialmente desde hace dos años, cuando se anunció una regulización generalizada de parte del Gobierno para todos los residentes. Las condiciones para acceder a un préstamo hipotecario son para ellos las mismas que para un nacional y los bancos y cajas de ahorros no hacen ningún tipo de distinción con tal de cobrar los intereses.