«En vender un piso se tarda ya seis meses, como poco y, a veces, bastantes más»
El exceso de oferta se está dejando sentir en el mercado inmobiliario. El precio de los pisos sigue subiendo, pero menos, y fuentes de las empresas constructoras, promotoras y de las entidades bancarias que las financian, todas las cuales prefieren mantenerse en el anonimato, reconocen que el mercado está tan inflado que ya no es lo que era. El euro abrió la era de las llamadas inversiones en el ladrillo , liberando billones de pesetas que permanecían improductivos y «debajo de la teja» por los bajos tipos de remuneración de los depósitos bancarios, pero la fuente parece haberse agotado, aunque sin llegar a la alarma de quienes auguran un desplome de la euforia inmobiliaria. En Tinsa nadie se pone al teléfono para comentar los datos que ellos mismos envían por Internet a sus propios socios -otra cosa es lo que cuelgan en la red para usuarios o curiosos comunes- limitándose a señalar que periodícamente dan estadísticas sobre precios y revalorización de la vivienda. Las últimas fueron publicadas el jueves, día 1 de diciembre. Un «informe de coyuntura» interno, sin embargo, refleja ampliamente, provincia por provincia, la situación del mercado inmobiliario, que en el caso de la provincia de León es cualquier cosa menos optimista de cara al futuro. El exceso de viviendas en oferta durante los últimos cuatro años -el triple que la demanda- mantiene precariamente los precios gracias a la especulación, pero hay ya algunos indicadores que hacen sonar los timbres de alarma. En León, por ejemplo y según técnicos colaboradores de Tilsa, el plazo medio para la venta de pisos nuevos ha subido de tres a seis meses y la compra de viviendas «sobre plano», que hasta hace poco era casi del 50%, antes de que se construyeran los inmuebles, ha bajado ahora a menos del 25% y con tendencia a seguir descendiento. Si las promociones de pisos se mentienen es sólo por mera inercia del mercado, aunque muchos promotores están diversificando ya su actividad hacia actividades empresariales que nada tienen que ver con los ladrillos: empresas aeronaúticas o sanitarias, por ejemplo, en León capital. De la demanda de pisos tira todavía la escasa población jóven que sigue residiendo en la provincia, según el informe de coyuntura de Tinsa, que da estadísticas casi planas sobre renta y población en edad de hipotecarse, pero, sobretodo, los emigrantes leoneses que retornan a la edad de la jubilación desde el País Vasco, Madrid o Cataluña. «Venden el piso de allí y compran otro más barato en el pueblo o en la cabecera de comarca más próxima a donde nacieron». Y lo mismo les pasa a sus padres o hermanos, que buscan igualmente refugio en Santa María del Páramo, Valencia de Don Juan, Astorga, La Bañeza o cualquier municipio mediano que les ofrezca un mínimo de servicios para la vejez: un simple ambulatorio de sanidad, por ejemplo.