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ZP-Carod: fin de la luna de miel

El presidente se cree maltratado por sus socios republicanos y está dispuesto a romper con ellos

Publicado por
Gonzalo Bareño - redacción | madrid
León

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Puede ser el inicio del final de una hermosa amistad. La tensión entre el Gobierno y ERC crece a medida que se acerca el momento de recortar el Estatuto de Cataluña en el Congreso. Zapatero no ha ocultado nunca sus diferencias ideológicas con los independentistas catalanes, pero ha logrado soslayarlas garantizándose una sólida mayoría parlamentaria. La lealtad de ERC a la hora de las votaciones no ha estado exenta de desplantes al Gobierno. Hasta ahora, propuestas como la de suprimir la asignación de ocho millones de euros a la Casa Real, la de exigir que el Rey pida perdón por el franquismo o la de que el Gobierno se disculpe por la guerra del Rif se habían hecho pasar por gestos de ERC de cara a la galería. Excentricidades sin trascendencia. Pero las cosas han cambiado. La presión del PP en el Congreso y en la calle en torno al Estatuto de Cataluña ha situado al Gobierno, como indican los sondeos, en una situación delicada. Zapatero considera que se ha implicado al máximo en la defensa del Estatuto, a costa incluso de enfrentarse a buena parte del PSOE y perder apoyo popular. Esperaba a cambio que ERC aflojara la presión. Lejos de ello, los independentistas han elegido la estrategia de la máxima presión para minimizar el aclarado del Estatuto en Madrid. Arrancar páginas Mientras Zapatero pretende evitar que el Partido Popular se apropie de la defensa de la Constitución e integrar a los populares en el debate del Estatuto, ERC llama a «arrancar páginas» de la Carta Magna y dice que «lo mejor que puede pasar es que el PP quede fuera de la negociación». Zapatero parece haber dicho basta. El primer aviso lo dio durante la conmemoración de la Constitución en el Congreso. Ante un grupo de periodistas, dijo que las actitudes de ERC no le gustan «nada». Era más una llamada a la moderación que un reproche. Pero, de nuevo, la respuesta de ERC no fue la esperada. El partido de Carod Rovira acusó a Zapatero de falta de coraje ante los miembros del Gobierno y del PSOE que rechazan el Estatuto e invitó al Ejecutivo a cambiar de aliado y pactar «con la derecha» si así lo considera. La reacción de ERC ha indignado tanto a Zapatero que el Gobierno lanzó ayer un ataque claro y sin precedentes a su socio. El secretario de Estado de Comunicación, Fernando Moraleda, recordó a ERC su peso real en la política española y su contribución a la caída de Aznar. Aseguró que fue el «proyecto de cambio» con el que el PSOE concurrió a las elecciones fue el que «suscitó la simpatía de once millones de españoles». Y, refiriéndose a ERC, añadió que «esto es lo que deben entender aquellas fuerzas que tienen 500.000 votos». Para llegar a ese punto Zapatero ha tenido que esperar al ofrecimiento de CiU para formar una mayoría alternativa a la de ERC, que le ha dejado en bandeja la posibilidad de elegir entre uno y otro socio sin dar la impresión de venderse al mejor postor. El órdago de Zapatero no es gratuito y se apoya en dos pilares. Por una parte, pretende blindarse ante un posible fracaso del Estatuto en el Congreso, que se presentaría ahora como una consecuencia de la actitud intolerante y la falta de responsabilidad de ERC. Pero además, el plante de Zapatero se produce en vísperas de la aprobación definitiva de los Presupuestos para el 2006. La posibilidad de sacarlos adelante con apoyo de CiU evitaría al PSOE aceptar presiones de última hora de ERC como el año pasado.

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