Ni perdón ni rectificación
Zapatero tiende la mano al líder del PP y afirma que tiene derecho a equivocarse al llamarle bobo y que lo importante es rectificar pero Rajoy se ratifica en sus palabras
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, considera que el líder del PP, Mariano Rajoy, ha traspasado la línea de la crítica política y, aunque ayer subrayó que todo el mundo tiene derecho a equivocarse, no ve actitud para rectificar en el líder de la oposición. Hacía referencia así a los calificativos que le dirigió Rajoy: bobo solemne. Zapatero sostuvo que Rajoy, «como todo el mundo, puede equivocarse» cuando afirmó que es «más peligroso un bobo solemne que un patriota de hojalata». Un comentario dedicado al presidente del Gobierno, quien la víspera ridiculizó el patriotismo de los dirigentes del PP durante las discusiones presupuestarias de la Unión Europea. El jefe del Ejecutivo no quiso extenderse en mayores comentarios sobre los epítetos del presidente del PP durante la recepción navideña en el palacio de La Moncloa, pero apuntó que «lo importante» es tener «actitud de rectificar», algo que no aprecia en el líder del PP. Y así es. Rajoy, lejos de corregir sus palabras, se ratificó en ellas. Primero, con la técnica de tirar la piedra y esconder la mano, aseguró que él había dicho lo que dijo pero no de quíen lo dijo. Y añadió un castizo «quien se pica...». Luego, más explícito, avisó: «No me voy a callar, guste o no guste», advirtió en un acto con discapacitados en Madrid. Rajoy indicó que «ante el disparate y lo absurdo» no va a permanecer impasible porque Rodríguez Zapatero ha dedicado año y medio a «cosas que a nadie importan», como las reformas de la Constitución y de los estatutos de autonomía. El presidente del PP consideró que la gestión del líder socialista se ha limitado a impulsar un «debate ridículo y absurdo» sobre el modelo territorial de España que sólo ha servido para azuzar «el enfrentamiento» entre comunidades autónomas. Ante este panorama, anunció, ejercerá la oposición con «decisión y responsabilidad». A la salida del acto le esperaba la prensa amarilla, que le preguntaba: «Quién es, quién es el bobo solemne» El insulto de Rajoy encontró una severa respuesta socialista. El portavoz del PSOE en el Congreso consideró que el líder de la oposición dio «un salto cualitativo» en su papel de oposición al Gobierno ya que ha pasado de la crítica a «descalificar», un paso que «va más allá» de la estrategia del PP. Alfredo Pérez Rubalcaba apeló a un símil futbolístico para describir a actitud de Rajoy: «En el fútbol, cuando alguien pega patadas es un síntoma de impotencia, en política igual, cuando alguien insulta es un síntoma de impotencia ya que tiene «muy poco que decir». Paso al frente También el presidente de la Junta de Extremadura rechazó los comentarios del presidente del PP, quien, a su juicio, «no está acreditado» para dirigir al principal partido de la oposición. Juan Carlos Rodríguez Ibarra, recién dado de alta del infarto cardíaco que sufrió a principios de diciembre, reclamó a dirigentes populares como el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, o el director gerente del Fondo Monetario Internacional, Rodrigo Rato, que «den un paso al frente» para ponerse al timón de su partido. Rodríguez Ibarra lamentó la actitud de Rajoy porque imposibilita un acuerdo entre los dos grandes partidos sobre asuntos territoriales, un pacto que él y otros dirigentes socialistas defienden y a los que «nos ha dejado a los pies de los caballos». El portavoz del grupo popular en el Congreso, Eduardo Zaplana, trató de poner paños calientes y afirmó que llamar «bobo solemne» al presidente del Gobierno «no es para tanto». El problema, añadió, es que los socialistas se ofenden «inmediatamente». Zaplana dio además una extraña explicación. Dijo que un primer momento no tuvo claro si Rajoy se refería al presidente del Gobierno durante su intervención ante el comité ejecutivo del PP, por lo que «pregunté a mis compañeros si (el insulto) iba por Rodríguez Zapatero».