Objetivo: los que ya están fuera

La noticia de que la Audiencia Nacional había condenado por primera vez a un etarra al alejamiento de sus víctimas fue celebrada como un éxito personal en la sede del Alto Comisionado de Apoyo a las Víctimas en Madrid. No en vano, Gregorio Peces-Barba ha sido el encargado de encabezar la cruzada para lograr el extrañamiento de los etarras desde que a finales de noviembre tuviera conocimiento de que terroristas excarcelados convivían a diario con sus víctimas. «De cara al futuro -explica- se evitarán situaciones indeseables de víctimas que a diario tienen que soportar la proximidad física de los terroristas con el sufrimiento añadido que esto les supone». «Estas situaciones insoportables de vecindad entre los terroristas y las víctimas incrementan todavía más si cabe el sufrimiento», insiste el catedrático. Ahora, Peces-Barba quiere conseguir también proteger a los familiares y a las víctimas de etarras ya sentenciados y a los que no se condenó al alejamiento.