La maldición de Abenójar
Este pueblo manchego cree vivir una pesadilla tras recibir la noticia de que dos de sus vecinos perdieron la vida al acudir al velatorio de dos familiares que también murieron en accidente de tráfico
En Abenójar, un pequeño pueblo de Ciudad Real, sus 1.800 vecinos se preguntan por qué la carretera decidió en las últimas horas maldecir con tanta saña a una misma familia. A primera hora del martes, el joven Daniel y su mejor amigo fallecían en un absurdo accidente de tráfico: siete horas después, su abuelo y una de sus tías perdían la vida al estrellarse el coche en el que viajan hacia el velatorio de los adolescentes. En Abenójar, sus 1.800 vecinos no entienden nada, guardan silencio y, tristes, aprueban la decisión del alcalde, Emilio Moreno, de decretar tres días de luto oficial. Y miran con rabia a la carretera CM-4110, que une las localidades ciudadrealeñas de Almodóvar del Campo y Saceruela, de la que hace años denuncian los numerosos y muy peligrosos cruces de caminos y salidas de fincas que la atraviesa. En uno de esos cruces comenzó a fraguarse la tragedia este martes. Poco después del mediodía, Daniel San Román Écija, de 18 años, y V. A. V. R., que era a la vez su mejor amigo y su futuro cuñado, cogieron el ciclomotor tras una jornada de trabajo para volver a comer a Abenójar. Repitieron el ritual habitual: sin casco y despreocupados iniciaron el camino a casa entre risas. En uno de los cruces, ni se acordaron de la existencia de la señal de stop que se saltaron. Un turismo conducido por un vecino de un pueblo cercano, arrolló la motocicleta. Los dos jóvenes fallecieron en el acto. Los dos cadáveres fueron trasladados al tanatorio de Puertollano. Hasta allí se desplazaron familiares y amigos. Aurelio Écija, abuelo de Daniel, y dos tíos del malogrado joven tuvieron que viajar desde Madrid. Afrontaron un viaje que no sabían que iba a ser el último.