Cerrar

Estos grupos nunca terminan por desaparecer porque sus miembros juran fidelidad de por vida

Las bandas latinas toman Madrid y amenazan con extenderse por España

La presión policial puede provocar la huida de los violentos a otras ciudades A simple vista:

Un pandillero posa con la Biblia

Publicado por
Melchor Sáiz-Pardo - madrid
León

Creado:

Actualizado:

?e han convertido en una obsesión para la policía en Madrid durante el último año y ahora amenazan con extender su influencia a otra grandes capitales de España. Son las bandas latinas, grupos de jóvenes y adolescentes sudamericanos y caribeños que toman las calles y plazas e intentan imponer sus reglas a través de una violencia desconocida en Europa, incluidos los asesinatos de miembros de grupos rivales. La Comisaría General de Información de la Policía Nacional ha elaborado, por primera vez, una detallada radiografía de este nuevo fenómeno delictivo para intentar frenar su creciente expansión. Los especialistas han localizado en España hasta cinco hermandades latinas diferentes: Latin King (Almighty Latin King and Queens Nation es su denominación completa), Ñetas (Asociación Cultural para la Defensa del Confinado Ñeta), Dominican Don't Play, Latinos de Fuego y Dark Latin Globbers. Sólo en Madrid, la policía tiene fichados a casi 150 miembros de las dos principales bandas (Latin King y Ñetas). Fuera de la capital de España su implantación, por ahora, es menor, si bien se cree que otros 200 jóvenes podrían militar en estos grupos, sobre todo en Barcelona y Valencia. Siempre suelen portar armas blancas y no es extraño que también llevan pistolas o revólveres. Según los estudios realizados por la Brigada Provincial de Información de Madrid, pionera en la investigación de estos colectivos, los Latin simplemente han trasladado a las calles españolas la jerarquía de un grupo que nació en la década de los cuarenta en Nueva York y Chicago y que se hizo fuerte en las comunidades hispanas en los setenta en las cárceles neoyorkinas. La llegada de jóvenes inmigrantes desarraigados ha sido el caldo de cultivo en España. «Su estructura es rígida y piramidal. Se organizan imitando a los reinos incas de tipo vertical y teocrático y la palabra dictada por el dirigente es ley. Los roles de cada integrante dentro de su categoría están perfectamente definidos», señalan los informes confidenciales sobre los Latin. A muerte Los enemigos a muerte de los Latin King son los Ñetas. Esta segunda banda es de origen puertorriqueño. Nació en 1979 en la Penitenciaria Estatal del Oso Blanco en Río Piedras (Puerto Rico). Ellos, los Ñetas, paradójicamente no se definen como una banda, sino como una asociación para defender los derechos de los presos siguiendo el ejemplo de un líder penitenciario muerto en los ochenta llamado Carlos Ramón Torres Iriarte, un semidios para estos jóvenes. En realidad, lejos de ocuparse de la situación de los presos, intentan como el resto de las bandas imponer su poder en algunos barrios. Por barrios Como en Estados Unidos o Puerto Rico, las bandas detectadas en España se dividen en secciones, que los «latinos» llaman capítulos, y que se reparten los distritos o barrios, en los que fijan su influencia. Según los servicios de Información, a principios del 2005, momento álgido de estas bandas en Madrid, en la capital llegó a haber nueve capítulos diferentes sólo de los Latin King. Ahora los Latin se han visto reducidos a cuatro capítulos activos (Azteca, Viracocha, Wolvering y Amazonas, esta última sección exclusivamente femenina y menos violenta) y los Ñetas a tres (Vallecas, Majadahonda y Méndez Álvaro). Cada unos de estos capítulos agrupa a entre 20 y 30 jóvenes. La razón de este descenso momentáneo de influencia ha sido la represión policial después de que los Latin King, en una escalada de violencia sin precedentes, asesinaran en septiembre y noviembre a un ecuatoriano y un dominicano en Madrid. A finales de diciembre, la policía desató una macroredada que terminó con la detención de 33 pandilleros. Las calles y plazas habitualmente ocupadas por las bandas desde entonces apenas están concurridas y no se han detectado nuevas captaciones. El problema -según los analistas del Ministerio de Interior- es que este tipo de grupos violentos nunca terminan por desaparecer porque sus miembros juran fidelidad de por vida a la organización. Tras las operaciones del pasado diciembre, los servicios de Información han detectado que una decena de pandilleros «muy influyentes» se han marchado de Madrid a otras ciudades para evitar ser detenidos. El temor ahora es que empiecen allí el reclutamiento para crear nuevos capítulos fuera de la capital de España.