Entre antinacionalismo feroz y catalanismo complaciente
El PP se enfrenta a un futuro incierto en Cataluña. Los populares no cuentan en este momento con ningún candidato con el perfil y el prestigio de Piqué que sea capaz de asumir el relevo. Pero es que tampoco está claro que sea eso lo que busca y ni siquiera lo que necesita. El modelo moderado y catalanista impuesto por Piqué frente al del antinacionalismo radical de Aleix Vidal Quadras ha me-jorado la imagen del PP. Pero esa mejora se ha producido casi exclusivamente entre quienes no le votan, y no se ha reflejado en las urnas. Los mejores resultados del PP en las siete elecciones celebradas en Cataluña se produjeron en 1995, precisamente con Vidal Quadras como candidato y en su fase más furibunda de ataques a Pujol. Fueron 420.000 votos, un 13,1% del total, situándose como tercera fuerza política catalana. Cuatro años después, en 1999, los pactos entre Aznar y Pujol costaron la cabeza a Quadras, que fue sustituido por el más moderado Alberto Fernández Díaz. Resultado: 296.000 votos, 125.000 menos que Vidal Quadras, un 9,5% del total y tercera fuerza política. En el 2003 Piqué se presenta como candidato. Re-sultado: 391.000 votos, 30.000 menos que Quadras, un 11,9% y cuarta fuerza política. Un reto difícil Rajoy se enfrenta la difícil decisión de mantener al Partido Popular en la senda catalanista de Piqué o retomar el modelo frentista de Quadras. La reacción al acuerdo sobre el Estatuto apunta más a la segunda opción. El drama de Rajoy es que su deseo de moderar el partido choca con una realidad: la mayoría absoluta del PP se logró en la época del discurso más duro de Aznar contra el nacionalismo; los mejores resultados de la historia del PP en el País Vasco los logró Mayor Oreja con su feroz ataque al PNV y Vidal Quadras tiene el récord en Cataluña. Lo ocurrido ha demostrado a Rajoy que renovar el discurso del partido es algo mucho más complicado que renovar las caras. De momento, los experimentos no han salido bien. El relevo en Galicia, muy controlado por Rajoy, puede marcar el camino a partir de ahora. Núñez Feijoo tiene una imagen renovadora pero un discurso continuista con el de Fraga. Y, sobre todo, no supone para Rajoy el riesgo de convertirse en un barón díscolo, como Piqué. Puede que por ahí vayan los tiros a partir de ahora en