Diario de León

El obispo de León ordena construir el relato martirial de cuatro sacerdotes rurales asesinados cuando ejercían el ministerio

La Iglesia promueve la beatificación de los mártires leoneses de la Guerra Civil

El proceso se centra en casos extremos para evitar la censura de los «abogados del diablo» del Vaticano

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Marco Romero - león
León

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«Ninguno de los mártires tenían motivaciones políticas ni personales; en ningún caso murieron a manos de feligreses» JULIO DE PRADO REYERO, sacerdote encargado del relato martirial La Iglesia católica también quiere recuperar la memoria histórica de sus caídos y lo va a hacer a su manera, elevándolos a los altares. La Diócesis de León ha abierto ya el proceso para tramitar la beatificación de los mártires de la Guerra Civil. El obispo, Julián López Martín, ha ordenado una investigación sobre la vida de los sacerdotes que fueron asesinados entre 1936 y 1939 exclusivamente por motivos de odio a la fe cristiana. A pesar de que los espeluznantes testimonios archivados en el Obispado desde 1940 hablan de 31 sacerdotes y seminaristas leoneses asesinados durante la contienda, el relato martirial se centrará sólo en los casos más extremos, correspondientes a cuatro curas que fueron ajusticiados mientras ejercían el ministerio, tres de ellos en pueblos de la montaña y uno en Comillas (Cantabria). Polarizar los esfuerzos en sólo cuatro expedientes evitará que el departamento del Vaticano que fiscaliza los procesos de beatificación, conocidos en el argot eclesial como los abogados del diablo , censure alguno de ellos por carecer de documentación o argumentos. Testigos directos La investigación ha sido encargada al sacerdote Julio de Prado Reyero, quien ya ha retomado los detalles de estas biografías gracias a los reveladores testimonios de ancianos que fueron testigos directos de los apresamientos y, en algunos casos, de los paseos . «El obispo insistió mucho en que me centrase en los verdaderos mártires», recordó De Prado. Esta razón obliga a rechazar casos como el del cura de Maraña, fallecido junto a su padre una noche de verano al caer en su corral una bomba dirigida al Frente Nacional. La curia de León abre ahora un proceso diocesano. Una vez que se conoce la mayor realidad de cómo fueron los hechos, los expedientes se envían a Roma, donde lo revisará una comisión, primero, y el Papa Benedicto XVI, en última instancia. Al ser mártires no se necesita justificar un milagro, si bien no podrán ser venerados en culto público.

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