Un motor de mentalidades

«Estamos industrializando un sueño», explica Ángel Sáenz, entusiasta defensor de las posibilidades de futuro de la nueva energía de hidrógeno. Hychain es un proyecto que trata de alcanzar uno de los principales retos de las sociedades actuales, en el que la Unión Europea se ha implicado especialmente. El transporte produce en Europa el 25% de las emisiones totales del dióxido de carbono, responsable del «efecto invernadero». El coste de esta contaminación se calcula en 360 euros anuales por cada ciudadano comunitario; que además padece el efecto nocivo para la salud de las partículas y el óxido de nitrógeno, causantes de los problemas respiratorios que afectan especialmente a la población más frágil (niños, ancianos, enfermos,...). Además, el transporte urbano depende actualmente en un 95% de las energías fósiles como el petróleo, gas natural o carbón, cuyas reservas son limitadas frente a las crecientes necesidades de una población en aumento y una industrialización cada vez más acusada en el mundo. Ante este panorama, la UE ha formalizado el compromiso de buscar nuevas fuentes energéticas que le permitan afrontar el triple reto: limitar las emisiones de gases de efecto invernadero, preservar la salud de los ciudadanos y reducir la dependencia de las energías actuales. En este empeño está llamado a jugar un papel destacado el hidrógeno, con el que se experimenta como fuente energética desde hace una década. Los expertos destacan la inocuidad (el único residuo es el agua) y la nula contaminación acústica de esta energía. Limpia y silenciosa. El proyecto Hychain se suma al proyecto Cute, que puso en marcha en diez ciudades europeas (entre ellas Barcelona y Madrid) autobuses que funcionan con hidrógeno; y al proyecto Zero Regio, que desarrolla una flota de vehículos en Italia y Alemania. En total la UE ha invertido en las experimentaciones sobre esta novedosa energía unos 250 millones de euros, que han puesto en circulación varios prototipos. Con el nuevo proyecto, en el que estará integrada la ciudad de León, se propone la creación simultánea de flotas de vehículos urbanos propulsados por pilas de combustible, pero también de una infraestructura de distribución del hidrógeno, puesto que hasta ahora la distribución de los más de 500.000 millones de metros cúbicos de hidrógeno que se producen al año en el mundo se realiza a través de canalizaciones o camiones cisterna, ya que su uso es fundamentalmente industrial. El objetivo último es también favorecer el desarrollo de un auténtico sector industrial que genere empleo y riqueza. Nueva infraestructura Además de mejorar los vehículos de prueba y reducir su peso, Hychain pretende instalar un novedoso sistema de intercambio de las botellas de hidrógeno vacías por las llenas. Los vehículos tendrán varios depósitos, que repondrán en los Puntos Hidrógeno, distribuidores automáticos que actualmente se están desarrollando. El usuario no tendrá que esperar. Para ello, además de los 158 vehículos, Air Liquid fabrica 2.000 botellas: 900 con 20 litros de capacidad y 1.120 de dos litros. Todas ellas con la tecnología clip on , una innovación que desde los promotores del proyecto se considera fundamental porque permite un intercambio rápido, sencillo y seguro de las botellas. «Se trata de una auténtica cadena del hidrógeno, que abarca desde la producción al transporte, llenado y distribución de botellas. El objetivo final es facilitar la futura utilización masiva de este sistema». Pero no son sólo tecnológicos los cambios que requiere la utilización de esta fuente de energía nueva y verde. «Conducir un vehículo con pila de combustible de hidrógeno requiere un proceso pedagógico que consiga un cambio de mentalidad». Para ello el proyecto prevé la creación de centros formativos, uno de ellos en Soria, que permitirán al público familiarizarse con el hidrógeno y comprender mejor cómo manipularlo con seguridad y las ventajas de su utilización. Hychain es, en fin, un primer paso para el despegue de la utilización masiva de esta energía llena de potencialidades. Pero es más que un proyecto experimental. Es, en palabras de sus promotores, «un motor para ayudar a la evolución de las mentalidades».