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Un fin de semana cualquiera

Tres coches, dos escaparates y siete portales con sus correspondientes buzones pagaron las juergas del 13 al 15 de enero. La policía fue avisada por los vecinos, pero no llegó a tiempo de detener a nadie.

Cristal de una marquesina de autobuses destrozada durante una noche de vandalismo

Publicado por
A. Núñez - león
León

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Los partes policiales por gamberrismo y actos vandálicos en León capital raramente bajan de la docena en un fin de semana normal, que pueden hasta duplicarse durante los meses del verano. El comienzo del 2006, entre el 13 y el 15 de enero, por ejemplo, se saldó con tres coches dañados, dos escaparates rotos y siete portales invadidos. Los contenedores de basura derribados ni siquiera se cuentan. En esas fechas el trabajo extra para la Policia Local comenzó a la 1.30 horas del viernes cuando se recibió una llamada desde la calle Jorge de Montemayor, donde un grupo de jóvenes estaba golpeando a los vehículos estacionados. Dos coches se quedaron sin espejos retrovisores. En la misma madrugada, aunque tres horas más tarde, otro grupo rompió el escaparate de un comercio en la calle Conde Rebolledo, aunque sin hurtar nada, sólo por diversión. El sábado, a primera hora de la mañana, el dueño de otro comercio situado en la avenida de Quevedo denunció daños en la puerta, también sin robo, supuestamente realizados durante la noche anterior, y a las 4.00 horas siguientes apareció otro coche con la luna trasera fracturada y rayones en las puertas. Por último, el amanecer el domingo fuer el más movido: los vecinos de cinco inmuebles de la calle Santos Ovejero se despertaron con los portales asaltados y daños importantes. En el número 7 los gamberros rompieron un cristal, en el número 9 otros tres, además de inutilizar la cerradura de la puerta y destrozar varios buzones, y, por último, sembraron las fachadas de pintadas que la policía califica de «ideología antinazi», que, naturalmente, los vecinos tuvieron que limpiar después pagando de su bolsillo. El mismo día corrieron algo mejor de suerte los inquilinos de un inmueble de la calle Castañones, donde los gamberros rompieron también la cerradura del portal, pero se conformaron con realizar pequeños daños en el balustre de la escalera. E igualmente de madrugada una zapatería sufrió la rotura de su escaparate en la calle la Rúa: los agentes policiales, avisados con retraso, se limitaron a «retirar la mercancía que se encontraba al alcance de la mano», colocando luego un cartón para taponar el agujero. No se pudo detener a nadie.

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