Los tóxicos son un «peligro real» para la reintroducción de la especie

Hacía medio siglo que los quebrantahuesos no sobrevolaban Picos de Europa. Se trata de un ave en peligro de extinción que se pretende goce de buena salud en este territorio, dados los importantes esfuerzos económicos y personales que se están llevando a cabo para reintroducir esta especie a través del proyecto Life. La pérdida de calidad del hábitat, el abandono progresivo de los usos ganaderos tradicionales (pastoreo) y la persecución directa del hombre propiciaron el declive de esta especie. Cuando este ave había desaparecido prácticamente de toda Europa, aún su caza en España era legal. Acabar con la vida de una de estas aves carroñeras, que puede alcanzar los 35 años de edad en cautividad o los 20 en estado salvaje, puede implicar hasta 300 euros de multa y diez años de prisión. Se calcula que en Europa hay unos 390 ejemplares, de los que la mayoría se encuentra en Pirineos. La Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos, en colaboración con la Fundación Biodiversidad, del Ministerio de Medio Ambiente, promueve desde hace tres años la dispersión natural de esta especie a través de la ubicación de comederos auxiliares y de señuelos. Pero todo puede irse al traste. El Laboratorio Forense de Vida Silvestre advierte de que una gran parte de los envenenamientos que se registran en las diez provincias del arco cantábrico están ocurriendo, precisamente, en las áreas de mayor importancia para la expansión del quebrantahuesos. El uso ilegal de veneno en Picos de Europa supone «un peligro real» y «una amenaza concreta». «A fecha de hoy no se puede plantear o fomentar la reintroducción o la recolonización de la especie sin que antes se hayan acometido las medidas necesarias para la erradicación del veneno, medidas que no pueden implementarse a corto plazo y que requieren de unos años de funcionamiento para obtener resultados».