Diario de León

| Análisis | La importancia del macizo |

La MSP, decapitada sin Feixolín

La paralización de su principal corta obliga a la compañía minera a replantear todo su plan estratégico, y amenaza incluso la seguridad en las cuatro minas de interior del macizo

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Juan Vázquez - león
León

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La paralización de la corta del Feixolín ha caído como un proyectil en la línea de flotación de Minero Siderúrgica de Ponferrada (MSP), que de entrada ha anunciado un expediente de regulación de empleo para 160 trabajadores, aunque en el cielo abierto sólo trabajan unos 70 empleados de una contrata externa. Este ajuste se debe, según la empresa, a que el Feixolín, el principal activo minero de la compañía a día de hoy, cuenta con unas reservas de unas 600.000 toneladas de antracita, un carbón además de muy buena calidad desde el punto de vista medioambiental, dado que registra entre un 18 y un 20% de cenizas, lo que permite que al mezclarlo con otros minerales con mayor contenido en volátiles, incluso del 40%, se consiga una mezcla que no sobrepase los límites que exigen las centrales térmicas. Si la empresa no cuenta con esa posibilidad, sus técnicos consideran que habrá que sacrificar el grupo Xaral , una mina de interior que da empleo directo a 60 trabajadores de la plantilla de la MSP. Pero además de suprimir los 70 empleos del cielo abierto y los 60 del grupo Xaral, la empresa sostiene que con el recorte de producción en estas dos explotaciones será imposible cumplir el cupo de venta de carbón con la central térmica de Endesa en Compositlla, de 1,6 millones de toneladas anuales, con lo que la dirección plantea una reducción de empleo en los servicios generales proporcional a la merma de actividad, lo que supone la pérdida de otros 30 puestos de trabajo. El grupo Calderón, en peligro A pesar de la regulación de empleo para 160 trabajadores, la MSP advierte que el mayor peligro por la clausura judicial del Feixolín se produce en el grupo Calderón y en los tres pozos planos de los nuevos yacimientos de montaña abiertos por encima en el mismo macizo, en los que trabajan unos 350 mineros que consituyen prácticamente la mitad de la plantilla de la compañía lacianiega. Según advierten los facultativos de la explotación, el abandono del laboreo en el cielo abierto, con las consiguientes actuaciones de mantenimiento y drenaje originará con seguridad la formación de balsas de agua que constituyen una amenaza para la seguridad laboral de quienes trabajan en las tres minas de interior ubicadas inmediatamente por debajo -cuyas bocaminas se pueden apreciar en la fotografía- y en última instancia también para los mineros del histórico grupo Calderón, al que se accede ya desde el valle, muy cerca del pueblo de Orallo. La solución pasaría por adelantar el abandono y la restauración de la corta del Feixolín, pero esa planificación se desarrolla con antelación a la explotación con aprobación de la Junta, y adelantarla haría necesario llevar a cabo un nuevo proyecto, ya que se parte de una situación en cuanto al terreno muy distinta a la planificada, y eso que supondría tiempo y un coste económico considerable, según la empresa. Además, la compañía advierte que sea cuando sea el momento en que se lleve a cabo el sellado del Feixolín, estas labores habrá que llevarlas a cabo con la misma maquinaria con la que se ha venido extrayendo el carbón, y que ahora se está reclamando que sea evacuada del paraje del Feixolín en cumplimiento de la sentencia en la que desembocó la reclamación judicial del dueño de un prado de la zona.

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