Diario de León

La formación de un gobierno de coalición presidido por un militar estaba en el ambiente

El contexto del golpe: acoso a Suárez, ofensiva de ETA y crisis económica

Desde dentro de la UCD se conspiraba para relevar al presidente de la Moncloa

Publicado por
Enrique Clemente - redacción
León

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«No quiero que por mi culpa el sistema democrático sea un paréntesis en la historia de España» Adolfo Suárez, presidente dimisionario del Gobierno el 23 de febrero de 1981 ¿Cuál era el contexto político, social y económico en el que se produjo el 23-F? Desde hacía varios meses estaba en marcha una operación de acoso y derribo de Adolfo Suárez desde varios frentes. Por un lado, había varios golpes preparados para desalojarlo del poder por la fuerza, protagonizados por quienes se habían opuesto a la democracia desde el primer momento. En el ámbito de la lucha política, tanto la oposición socialista como algunos «barones» de la UCD le venían sometiendo a un desgaste implacable. A pesar de que había llevado a esta coalición heterogénea de democristianos, liberales, socialdemócratas y «azules» a dos victorias electorales, en 1977 y 1979, desde dentro de la UCD se conspiraba contra él. Las reuniones promovidas por Lavilla, Fernández Ordóñez y Garrigues, fueron bautizadas por la prensa como «la casa de la pradera». Por su parte, el PSOE presentó el 28 de mayo de 1980 una moción de censura, que supuso un serio golpe para Suárez y la potenciación de González como alternativa. Gobierno de gestión En los meses siguientes, la posición de Suárez se fue debilitando de forma progresiva. Desde las filas de la propia UCD y también en el PSOE se hablaba de la necesidad de formar un gobierno de gestión o de salvación nacional que abordara los gravísimos problemas que tenía el país. Una de las posibilidades era la bautizada como Operación De Gaulle , es decir formar un gabinete de coalición presidido por un general. El 22 de octubre de 1980 se celebró una comida en Lérida en la que participaron los socialistas Enrique Múgica y Joan Raventós y Alfonso Armada. Hay muchas versiones de lo que allí sucedió, desde quienes aseguran que Múgica dio la aprobación del PSOE a un gobierno presidido por Armada, a quienes lo niegan. Lo cierto es que la situación política se deterioraba y la ofensiva terrorista arreciaba. De hecho, desde 1978 era brutal, protagonizada especialmente por ETA, pero también, en menor medida, por los Grapo y la ultraderecha. En 1980 fueron asesinadas 124 personas, 92 de ellas a manos de los etarras. España padecía también una profunda crisis económica. La economía se había estancado en 1979 para repuntar algo al año siguiente y entrar en recesión en 1981. La inflación se había logrado reducir nueve puntos desde 1977, pero aún es-taba en la exorbitante cifra del 15,5%, mientras el paro crecía y en 1980 se situaba por primera vez en dos dígitos (12,3%). Culpable de todo Suárez era el culpable de todo para sus opositores políticos, que eran legión incluso muchos de su propio partido. Para los militares golpistas, lo era la democracia que él encarnaba. La presión era enorme y Suárez dimitió el 27 de enero; dos días después explicaba a los españoles que no quería ser el causante de que el sistema de-mocrático fuera un paréntesis en la historia de España. Pero las causas concretas de su marcha son aún objeto de debate: desde quienes opinan que se marchó para tratar de evitar los golpes en marcha a los que creen que fue su hartazgo de la deslealtad de los «barones» o los que consideran que el factor decisivo fue la pérdida de confianza del monarca en él. Su sucesor, Joaquín Calvo-Sotelo, dijo que fue debido a un «estado de ánimo». Antes de la dimisión, el 18 de enero, los jefes golpistas se habían reunido en el número 15 de la calle General Cabrera de Madrid para fijar sus planes. Milans del Bosch llevó la voz cantante e informó de que Armada era la cabeza política de la operación y actuaba en nom-bre del Rey. La salida de Suárez no paró el golpe, pero privó a los rebeldes de su principal excusa: derribar al culpable del caos. Lo que se demostró que querían era terminar con la democracia. AÑOS INFLACIÓN PARO PIB 1977 24,5 5,6 2,8 1978 19,8 7,5 1,5 1979 15,7 9,3 0 1980 15,5 12,3 1,3 1981 14,6 15 -0,2 AÑOS (Fuente: Ministerio de Interior) 1977 10 1978 66 1979 76 1980 92 1981 30

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