Un avión realiza un aterrizaje forzoso en Santiago tras reventarle una rueda
Un avión de pasajeros que realizaba el vuelo IBE 581 entre Vigo y Madrid tuvo que tomar tierra ayer en el aeropuerto de Lavacolla, después de que el piloto se percatase de que en el despegue había reventado una de las ruedas del tren trasero. La aeronave, un Airbus 320 de la compañía Iberia, partió a las 7.10 horas del aeropuerto de Peinador. Fuentes de Aena explicaron que, justo después de despegar, el comandante se dio cuenta de que una de las ruedas traseras se había quedado bloqueada. El rozamiento contra la pista generó una elevada temperatura y uno de los neumáticos reventó, un sonido que aseguraron haber oído algunos de los 131 pasajeros que viajaban en el avión. El olor a quemado y el calor en la cabina también fueron percibidos por el pasaje, que fue inmediatamente informado de lo que había ocurrido por el propio comandante a través de la megafonía. Prioridad absoluta Iberia informó de que «para no seguir ruta hasta Madrid, el piloto decidió aterrizar en el primer aeropuerto disponible, que era el de Santiago, ya que el tren de aterrizaje no iba al cien por cien». En Lavacolla se activó el protocolo de emergencias, se interrumpió el tráfico aéreo y se le dio prioridad absoluta al vuelo IBE 581. Una de las medidas que se tomaron fue cubrir con espuma la pista de aterrizaje, una práctica que tiene como objetivo reducir al máximo el posible rozamiento del fuselaje en el asfalto de la pista. El avión se mantuvo en el aire por espacio de una hora, aproxi-madamente, hasta que comenzó la maniobra de aterrizaje en Lavacolla. El descenso se realizó con toda normalidad a las 8.01 y, excepto la rueda dañada, el resto del tren respondió con total normalidad. Los bomberos del aeropuerto siguieron de cerca toda la maniobra por si fuese necesario intervenir, aunque no hizo falta. Según explicaron varios pasajeros, el comandante les explicó por megafonía que antes de tomar tierra darían varias vueltas para enfriar la parte del tren que se había sobrecalentado durante el despegue. Una vez en la pista de San-tiago, los pasajeros desembarcaron normalmente por las escalerillas, sin que fuese necesario activar las rampas neumáticas de evacuación. Los viajeros fueron recolocados durante la mañana en otros dos vuelos con destino a Madrid y sólo unos pocos decidieron finalizar la travesía en Santiago y volver por carretera al punto de origen. Seguridad garantizada Aunque Iberia insiste en que lo ocurrido ayer no se puede denominar «aterrizaje de emergencia», sino incidencia técnica -el aterrizaje, aun a pesar de que se activó el protocolo de seguridad, fue normal, asegura la compañía- los 131 pasajeros de la aeronave tardarán en quitarse el susto del cuerpo. Fuentes consultadas por este diario señalaron que lo ocurrido ayer en Santiago de Compostela entra dentro de los parámetros que se pueden considerar «normales». En este sentido se expresa Xerardo Rodríguez Arias, experto en seguridad aérea, que considera que la gestión de la emergencia de ayer fue la adecuada, ya que se pusieron en marcha los protocolos habituales que realizaría cualquier compañía aérea y cualquier aeropuerto para tratar de minimizar al máximo el riesgo al producirse una situación como la del vuelo IBE 581.