Diario de León

| Análisis | Los porqués de la esperanza |

Mil días sin muertos

Publicado por
R. Gorriarán/M. Sáiz-Pardo - madrid
León

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Mil días después del último atentado mortal de ETA, la sensación de que el abandono de las armas es cuestión de tiempo es general por primera vez en los 47 años de historia de la organización terrorista. La percepción de que algo va a pasar es de tal magnitud que la ansiedad se ha instalado entre las fuerzas políticas. Hasta la ilegalizada Batasuna da por descontada la apertura de un proceso de paz y fija fechas, 2010 ó 2012, para la salida de los presos. Pero quien tiene la llave de la decisión, ETA, calla y hasta echa jarros de agua fría sobre las expectativas. Los calificativos sobre el plazo para la tregua definitiva se han agotado -«irreversible», «inminente», «inexorable», «inevitable», «está ahí», «más pronto que tarde»- y hasta el escéptico PP preparó a los suyos porque se avecinan «días difíciles». Dos son los responsables de este estado de ánimo: el presidente del Gobierno y Batasuna. José Luis Rodríguez Zapatero disparó el optimismo el pasado 10 de febrero, cuando anunció que «el principio del fin» está más cerca que nunca. Un comentario que infló las esperanzas como pocas veces. Líderes del partido ilegalizado, a su vez, alimentaron la esperanza con sus manifestaciones sobre la inminencia de un proceso de paz porque la decisión de no volver a matar no tiene marcha atrás. Sin ir más lejos, Arnaldo Otegi equiparó la fase actual con la de «los ejercicios de calentamiento antes de saltar al campo». También abona la confianza los movimientos en la propia ETA. Terroristas presos en Francia, algunos tan significativos como Javier García Gaztelu, Txapote , pidieron el traslado a España para cumplir la condena a la espera de novedades penales. Los papeles incautados en octubre del 2004 al líder de la organización, Mikel Albisu, Antza , describían un detallado recorrido que incluía la declaración de tregua y negociaciones con el Gobierno. Débiles y cansados Pero, ¿por qué se plantea la organización terrorista el final de la violencia? Además de la contundente realidad de su debilidad por los golpes policiales, es indudable que existe un hastío entre los suyos de la violencia, un cansancio que quedó plasmado en la declaración de Anoeta del 14 de noviembre del 2004, en la que Bastasuna apostó en exclusiva por las vías políticas para conseguir objetivos políticos. . ETA sabe que si vuelve a matar no volverá a tener una oportunidad para conseguir un final dialogado de la violencia en décadas. Sin embargo, mantiene atentados contras las empresas que se niegan a pagar el impuesto revolucionario. Lo hace para amedrentar a los empresarios y demostrar que está ahí. Rodríguez Zapatero está decidido a aprovechar la oportunidad, si se presenta, de lograr la paz. El presidente del Gobierno, sin embargo, tiene problemas. La oposición, por primera vez, se niega a secundar al Ejecutivo en este empeño. Tanto Felipe González como José María Aznar contaron con el aval de Alianza Popular en un caso y el PSOE en el otro cuando, en 1989 y 1998, abrieron conversaciones con ETA, en Argel (los socialistas) y en París (los emisarios de Aznar). El presidente del Gobierno admite que este escenario, en el que también entra el rechazo mayoritario de las víctimas del terrorismo a entablar un diálogo, es una rémora, pero garantiza que no va a renunciar y seguirá adelante. ¿Hay contactos? El Ejecutivo los niega. El PP se malicia que sí. Sólo están admitidos contactos informales entre dirigentes socialistas vascos y líderes del partido ilegal, y entre los sindicatos LAB y UGT. Pero sea como sea, hay información suficiente para que Rodríguez Zapatero diga que el final de la violencia está cerca, y desde Batasuna se asiente. El siguiente y definitivo movimiento corresponde a ETA. Será, según Batasuna, una declaración con compromisos, pero también con exigencias. Y conocido el gusto por la sorpresa la organización terrorista, será en el momento menos esperado.

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