También los coches abandonados en plena ciudad sumaron más de 350 desde junio

Además de la campaña contra la ocupación ilegal con fines comerciales de la vía pública el Ayuntamiento inició el pasado mes de junio otra de limpieza vial de vehículos abandonados, a resultas de la cual han sido retirados de las calles un total de 350 coches para subastas o chatarra. En todos los casos la Policía Local envió requerimientos a los propietarios para que dejaran libre la calle, petición que fue atendida aproximadamente por un 50% de ellos: al resto simplemente les llevó el coche la grúa, con multas añadidas de hasta 600 euros. Al igual que la vieja normativa sobre aparcamientos indefinidos para venta de vehículos de segunda mano, la de coches abandonados era hasta el pasado verano otro caos. La entrada en vigor de directrices de la UE, de obligado cumplimiento para autonomías y municipios, ha dado desde entonces resultados espectaculares: basta con que un automóvil lleve un cierto tiempo en la calle, incluso pocas semanas, pero tenga «signos razonables de abandono que le impidan circular» para que la grúa pueda llevárselo sin mayores problemas. Entre éstos signos figuran desde lunas rotas hasta ruedas pinchadas, falta de placas de matrícula, etcétera. Quejas vecinale s Tanto el abuso en los aparcamientos para venta de coches como su abandono indefinido son objeto de frecuentes denuncias vecinales, pero no de los talleres y comercios que tienen que ver con este sector. Los grandes concesionarios de marcas no entran en este mercadillo de economía sumergida, que queda reservado a pequeños establecimientos que utilizan un solar como chatarrería provisional, si están en la periferia, o la acera más próxima para revender coches antiguos, si el negocio está en el casco urbano. Como principales beneficiarios de un negocio tan atípico es obvio que ninguno iba a protestar. Las nuevas normas comunitarias son especialmente severas con el reciclaje de los vehículos en desuso, obligando a un tratamiento y desguace selectivo que ahora mismo sólo están autorizadas a hacer once empresas en la provincia de León. Todo propietario que quiera dar de baja un coche antiguo deberá recurrir a ellas y pagar para que se lo admitan en vez de cobrar por la chatarra, como sucedía antes: cada empresa tiene sus propias tarifas y varían en función del tamaño y de las dificultades del vehículo a desguazar: deben separarse ruedas y materiales de caucho, cristales, aceites pesados del motor, baterías eléctricas, líquidos de frenos, etcétera. Al final queda la carcasa metálica del coche, que, a su vez, debe ser prensada para ocupar el menor volumen posible y enviada a la refundición en la gran industria siderúrgica. Por el camino quedan muy pocas piezas susceptibles de ser reutilizadas o revendidas a segundos clientes como material de recambio. Se calcula que en la provincia son dados de baja cada año no menos de 5.000 turismos, cuyo control todavía está lejos se ser completo.