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| Análisis | La lucha por el centro |

El problema de Mariano Rajoy

Las últimas encuestas realizadas muestran que el Partido Popular es situado por los españoles fuera del centro y bastante más a la derecha de donde pretende estar

Publicado por
Leoncio González - redacción | la coruña
León

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Una constante en todas las encuestas que se han hecho públicas últimamente es que los consultados perciben que el PP está situado más a la derecha de donde dice estar este partido. Se trata de un deslizamiento progresivo y acusado, como pone de manifiesto el último barómetro autonómico del CIS, que otorga a los populares una nota de 7,72 en una escala en la que 1 equivale a la extrema izquierda, el 10 a la derecha más radical y 5 al centro. El desplazamiento aparece unido a otro fenómeno que también miden las encuestas: el nivel de rechazo exageradamente elevado que suscita el Partido Popular. Así, por ejemplo, los encuestados en el mismo barómetro que dicen sentirse distantes o muy distantes de la gaviota ascienden al 48,4 %, porcentaje que se halla a años luz del que forman los que manifiestan lo mismo respecto al Partido So-cialista (29,1 %) y que es también superior al que merecen formacio-nes aparentemente más radicales y de discurso menos digerible para el electorado como Izquierda Unida (46,5%), Esquerra Republicana de Cataluña (45,3 %) o el Bloque Nacionalista Galego (34 %). Esta variación en la percepción del PP ha de buscarse en la interacción de dos causas que trabajan de forma asociada. La primera es que, desde el momento no tan lejano en que este partido era ubicado mayoritariamente en el centro, la opinión pública se ha ido inclinando levemente hacia la izquierda. La segunda causa, complementaria de ésta, es que el PP no sólo no ha evolucionado en la misma dirección ni al mismo ritmo que lo hacían los consultados, sino que adoptaba una dirección manifiestamente distinta, de rasgos más conservadores, con lo cual ahora se encuentra descentrado en exceso. La escora hacia la izquierda queda de manifiesto en el gráfico de esta misma página, que muestra que desde que tuvieron lugar las elecciones del 14-M el espacio de centro pierde posiciones en favor del de centro izquierda. Así, disminuye en cuatro puntos el porcentaje de los encuestados que se autoubican en la primera de las adscripciones, mientras que asciende en una proporción muy similar el de los que se ven a sí mismos en la segunda. Pero, con todo, ese deslizamiento en las simpatías de los encuestados no parece tener la envergadura necesaria para situar por sí mismo al PP tan lejos del centro. Con lo cual, cabe suponer que al mismo tiempo haya sido este partido, con su propio mensaje, el que ha ido abandonando esta posición o que, al menos, así estén siendo interpretados sus movimientos por la mayoría de los sondeados. No es fácil validar esta hipótesis por la dificultad de encontrar datos homogéneos. Pero el propio CIS en una encuesta sobre cultura política realizada cuando los populares acababan de obtener mayoría absoluta, muestra que la mejor imagen que tenían entonces entre los españoles se correspondía con una posición menos escorada que la que ahora le otorgan en relación con su posición ideológica. De aquí que la reconquista de aquella situación, imprescindible para ser alternativa dada su falta de aliados, pase por rebajar esta valoración, comenzando a lanzar mensajes menos chirriantes. Firmas recogidas Por otra parte, el PP ha recogido hasta la fecha más de 500.000 firmas en papel en la Comunidad de Madrid para pedir un referéndum sobre la reforma del Estatuto de Cataluña, según indicó el secretario general del Partido Popular de Madrid, Francisco Granados. Granados señaló que, solo en soporte papel, se supera el medio millón de firmas en la región, sin contar las recibidas por internet que no permiten discriminar sobre la procedencia geográfica de los apoyos. «Estamos enormemente satisfechos por cómo marchan las cosas» dijo el dirigente de los populares madrileños, quien explicó que «estamos recogiendo firmas para reconocer el derecho de los ciudadanos a opinar».

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