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Una avería deja a 300 pasajeros tres días tirados en el aeropuerto de Miami

Publicado por
Rocío Ramos - lalín
León

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Desesperados, agotados y, en algunos casos, hambrientos. Así decían sentirse ayer la mayoria de los mas de 300 pasajeros del vuelo 6122 de Iberia que permanecian desde el miércoles atrapados en el aeropuerto de Miami, a 25 grados, sin poder salir rumbo a Madrid por una avería. Tres dias de «secuestro» como comentaba alguno, sin mas vale de comida que uno de 15 dólares, «que es como un euro aquí», que les dieron el primer dia y un alojamiento en un motel remoto. En el pasaje habia niños pequenos, nonagenarios y trabajadores procedentes de todas partes: pontevedreses, madrilenos, barceloneses y zaragozanos. Lo que parecia un vuelo tranquilo acabó sin empezar. Después de unas vueltas por la pista regresaron al aeropuer-to. Les dijeron que el aparato tenía una averia, pero la cosa fue complicandose. Primero tenían que llegar piezas desde Canadá, luego desde Madrid, pero aquello no arrancaba. Mas de una vez se subieron al avión, facturaron tres veces, pasaron los ferreos controles de seguridad otras tantas y el piloto llegó a decirles que se negaba a volar en ese aparato. Pasaron cada día entre doce y quince horas en el aeropuerto. Jose Luis Fernández, de la localidad dezana de Lalín, señalaba ayer que se vivieron escenas dantescas, con «señoras de 80 años tiradas en el suelo agotadas, mujeres llorando desesperadas porque no tenáan que darle a sus pequeños y no había ningún sitio donde comprar». Intento de motín Hubo también, relata Jose Luis, algun intento de sublevación y de motín «pero cada vez que alguien intentaba organizar algo te rodeaban siete y ocho policías de dos metros». Cuenta este pasajero que «el que tenía dinero comía y el que no pasaba hambre». Con eso los viajeros intentaron buscarse la vida. Unos pasajeros de Zaragoza sacaron ayer billetes para irse a Nueva York, otros se fueron a otro hotel. Una gran parte del pasaje esperaba ayer el Airbus 340 que Iberia de Madrid anunciaba a las 19 horas que habia partido a Miami y que aterrizaría en cuatro o cinco horas. Mientras tanto, los naufragos de esta odisea americana, a los que Iberia les decía a última hora que la compañía había pagado para que estuvieran bien atendidos, ayer sobrevivieron con unos plátanos y unas magdalenas que le dieron en el motel antes de esperar turno para ir al aeropuerto en una furgoneta de 8 plazas. No veian ya la hora a poner fin a su periplo.