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El secretario general del Partido Popular denuncia la política «revisionista», «retrógrada» y «excéntrica» de Zapatero

Acebes promete una oposición más moderada pero no «dócil ni sumisa»

Eduardo Zaplana reivindica la política de Aznar como fórmula de volver al poder

Mariano Rajoy presentó ayer una campaña contra la violencia de género

Publicado por
G. Bareño / E. Clemente - redacción | madrid
León

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El Partido Popular se esforzó en la segunda jornada de su Convención Nacional en hacer compatible el centrismo con las más duras descalificaciones de Zapatero por lo que considera una desastrosa gestión. El secretario general, Ángel Acebes, se comprometió a que su partido será «más centrista y moderado», pero a la vez fiel a los valores que ha defendido siempre. «El centrismo no es la equidistancia entre la igualdad y los privilegios, ni entre la solidaridad y el egoísmo, ni entre la libertad y la opresión, ni entre las víctimas y los verdugos», afirmó. Por ello, añadió que el PP nunca será la «oposición dócil y sumisa» que quiere que sea el presidente del Gobierno, cuya política calificó de «revisionista» y «en muchos aspectos retrógrada». «Mirar hacia atrás» El «número dos» de los populares acusó a Zapatero de «mirar hacia atrás para resucitar lo peor de nuestra historia», al pensar y actuar como «nieto», en referencia al fusilamiento de su abuelo durante la Guerra Civil, que comparó con los asesinados por ETA. Al contrario, el PP no arrastra «nostalgias, ni rencores, ni amarguras». El líder socialista, dijo, «ha restado en lugar de sumar; ha dividido en lugar de multiplicar» y «es el presidente que más tensiones, enfrentamientos y desasosiego ha generado entre los españoles» desde la Transición. «Se ha convertido en un problema para España», concluyó, recordando la frase de Rajoy. Acebes denunció que «su estrategia consiste en gobernar contra el PP» para evitar la alternancia en el poder y en arrojar contra los populares «toneladas de mentiras e insultos». «Nos han llamado asesinos», dijo. Frente a un Zapatero «abrazado al nacionalismo e instalado en la excentricidad», el PP ha sabido recuperarse rápidamente tras la derrota «inesperada» del 14-M y ya está en condiciones de ganar las elecciones. Eduardo Zaplana reivindicó la «política centrista» de los gobiernos de Aznar, que consideró el «principal activo» como fórmula para recuperar el poder. El portavoz en el Congreso hizo de su intervención una dura diatriba contra Zapatero, al que acusó de «procurar arrinconarnos y tratar de aislarnos». «No vamos a dejar que sean los radicales los que nos digan si somos o no demócratas o centristas», aseguró. Al igual que Acebes, denunció la obsesión de Zapatero por «reescribir la historia» porque no tiene proyecto de futuro. Por último manifestó que aún se sigue sin saber quiénes son los autores del 11-M y prometió que el PP seguirá haciendo lo que esté en su mano «para que se conozca la verdad». El portavoz en el Senado, Pío García Escudero, estuvo en la línea marcada el día anterior por Gallardón al reclamar que el PP no caiga en la trampa de incurrir en el catastrofismo y haga un «uso sereno de la razón». El cuarto orador, el ex ministro del Interior y eurodiputado Jaime Mayor Oreja dijo que el PP no puede «enmudecer ni «ocultar la realidad», porque eso no sería «centrista, sino un suicidio». En ese sentido, afirmó que no se puede ignorar la «ofensiva nacionalista sin precedentes en nuestra historia democrática, impulsada por ETA en Estella y Perpignan». Rajoy, clausurará hoy la Convención Nacional celebrada durante el fin de semana con la participación de 3.100 cargos electos y 4.000 invitados. El presidente de la Unión por un Movimiento Popular (UPM) y ministro del Interior francés Nicolas Sarkozy precederá a Rajoy en un escenario por el que antes habrán pasado el máximo dirigente del PP Europeo, Wilfred Martens, el presidente del mexicano Partido de Acción Nacional (PAN), Manuel Espino, y el del Partido Social Demócrata Portugués (PSD), Luis Marques.