El tirón de la naranja popular

Mariano Rajoy era la estrella y, pese al fichaje extranjero de Sarkozy, su tirón se manifestó en todo su esplendor. Era como Raúl y Ronaldo. La gente quiere al de casa. Si el sábado, durante la ronda de firmas de libros, con una duración prevista de media hora para cada autor, pulverizó todo los registros y parecía a Antonio Gala en la feria del libro de Madrid: el escritor con más fans; ayer era el momento del baño de masas y el cierre de filas. Con el mérito añadido de convertir en best seller un libro de apasionante título: Discursos 2004-2005 . Con la habilidad innata de todos los partidos a la hora de despertar entusiasmos, la jornada fue más que un país multicolor, un país naranja. La naranja popular. La gente joven cogía el metro rumbo al centro de Madrid convencida de que las próximas elecciones «las vamos a ganar». No sabían cuáles, pero no dudaban de la victoria. Con este espíritu se cerró la Convención del PP, celebrada en el recinto ferial de Ifema, que por cierto está en manos de José María Álvarez del Manzano, ex alcalde de Madrid y un histórico del partido. Rumbo a casa La expedición leonesa, entonces, tomó rumbo a casa después del fin de semana popular. Al parecer, según fuentes cercanas al alcalde, Mario Amilivia participó en encuentros con alcaldes, el sábado y domingo, y, en cuanto pudo, regresó a León, con el deseo de mejorar de unas molestias estomacales. Isabel Carrasco, presidenta del PP en León y Eduardo Fernández, secretario provincial, también volvieron, convencidos de que la mejor sintonía para el partido, a nivel local, es la promovida a nivel nacional: tanta moderación como dureza para acabar con el Gobierno Zapatero. Pero para cazar el éxito, la televisión es un paso obligado y uno de los stands que más éxito tuvo fue el dedicado a la telegenia. El presunto candidato se dirige al supuesto público y se le busca que resulte lo más atractivo posible. «Hay tanta gente porque muchos vienen atraídos por la curiosidad. Pero, al margen de los anecdótico, puede ser útil si se lleva bien», explicaba uno de los responsables de este departamento catódico. El mediodía Pero cuando llegaba el mediodía, eran muchos los que habían comenzado a desmontar el quiosco. El color naranja se difuminaba y el pabellón 2 recobraba su aséptico blanco. Quedaba claro que la derecha puede ser tan entusiasta como la izquierda. Incluso con advenedizos: «Yo soy de derechas de toda la vida, pero a estas edades es cuando más he ido a manifestaciones», narraba una veterana militante, incondicional de José María Aznar. La unidad ha vuelto a ser el motivo de la convención. La unidad de España, la del partido y, cómo no, la del PP de León. 1397124194