Diario de León

| Entrevista | Ana Vicente |

«La discriminación positiva no se puede hacer en una sola dirección»

La responsable de las políticas de igualdad en Villaquilambre defiende la necesidad de ir más allá de lo políticamente correcto para que las medidas generen cambios reales

León

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La concejala de Políticas Sociales de Villaquilambre, Ana Vicente, representa una nueva forma de hacer política desde el acercamiento de áreas aparentemente alejadas entre sí como servicios sociales, partipación ciudadana, educación y mujer. En su primera experiencia como política, Vicente se ha propuesto «demostrar que el Ayuntamiento puede ser un ejemplo de igualdad de oportunidades, más allá de la tradicional y necesaria preocupación por las infraestructuras y los asuntos cotidianos». -¿Trabajar en igualdad supone hacer política de otra manera a la acostumbrada, cambiar el «chip»? -Supone introducir la perspectiva de género y trabajar en proyectos singulares. En el plan de igualdad tuvimos claro que uno de los ejes clave era el Ayuntamiento como centro de igualdad de oportunidades. Así lo hemos reflejado en el convenio colectivo, en la decisión de que los tribunales municipales sean paritarios... Es fundamental que las mujeres estén en los órganos de poder. -Hoy nadie se atreve a rebatir ciertas cosas acerca de la igualdad aunque no las comparta ¿Cree que lo políticamente correcto es superficial si no hay medidas concretas? -Efectivamente, se vuelven a repetir las cosas de siempre. Decir que las mujeres somos iguales a los hombres, pero, ¿en qué consiste eso? Hay que visibilizar cuáles son las desigualdades, pararse a reflexionar y que la gente aprenda a hacer el ejercicio de cuáles son y en qué consisten esas desigualdades. La realidad es que hombres y mujeres no tenemos los mismos problemas. -¿Ha tenido obstáculos de técnicos o legales a la hora de plantear programas de discriminación positiva? -No, porque la discriminación positiva está avalada por el plan de igualdad. Era necesario para dar puntuación extra a las mujeres en las oposiciones a cargos ocupados mayoritariamente por hombres y viceversa a los cargos ocupados mayoritariamente por mujeres. Evidentemente, para desarrollar esto y no caer en la ilegalidad, hay que tener un plan de igualdad. Ese tipo de ajuste está en todas las bolsas de empleo: ayuda a domicilio, factor corrector para hombres, y en la de jardineros, una mecanismo corrector para mujeres. Fue un tema muy discutido por las asociaciones de mujeres cuando se elaboró el plan de igualdad, porque la discriminación positiva no puede ser sólo de una dirección. -¿Qué respuesta ha encontrado en la ciudadanía ante campañas como la los colores de los babis y el trabajo de igualdad en la escuela? -Todo el trabajo que se ha hecho con la escuela ha tenido una doble dirección. En los niños y niñas para que no perpetúen esos roles sexistas, pero también porque es una buena manera de influenciar en los padres. Como con el tabaco: la presión de los hijos es un factor muy importante dentro de las casas. Cuando planteamos que hay otros colores para el babi en las guarderías municipales hacemos reflexionar a la gente sobre la trascedencia que tiene poner un color u otro desde el punto de los roles sociales. De hecho, el 80% están usando babis de otros colores. ¿La trascedencia que eso tiene? La trascendencia de tomar conciencia, de que no es un detalle sin importancia y de que eso es una prueba de aceptamos de manera demasiado fácil la discriminación. -¿Cree que políticamente la igualdad vende o es un trabajo a largo plazo? -Creo que es un trabajo muy lento. Pero estamos en una posición óptima para realizarlo. El Ayuntamiento es una de las administraciones que está más cerca de la gente. Yo creo que sí cala y mucho. Lo veo con las actividades extraescolares, donde no se trata sólo de ver si las niñas juegan al fútbol. Estas cosas son mucho más serias. Hay que ser conscientes de que, muchas veces, de manera inadvertida no educamos igual a un niño o una niña. Lo que tratamos de hacer es que los monitores tomen conciencia y trabajen en ello, asesorados por la técnica de igualdad. -¿Es la Pepita Grillo de la igualdad entre sus compañeros y compañeras de Gobierno? -Pues sí, al ser transversal en todas las concejalías tienes que añadir esa perspectiva y siempre estás sacando el tema. Pero la verdad es que tengo mucho apoyo y así es mucho más fácil. Nuestro alcalde, Miguel Hidalgo, tiene plena conciencia de que la necesidad de que las mujeres tengamos poder para poder llevar adelante nuestra perspectiva y nuestra manera de ver las cosas. -¿Qué aspectos ha conseguido implantar en otras concejalías? -Que recuerde ahora, el plan de accesibilidad que afecta a Urbanismo. Vamos a dar un curso a los técnicos para que vean esa perspectiva de las mujeres: ahora que llevo un carrito de bebé me doy cuenta, por ejemplo, de lo espantosos e insuperables que son esos bordillos sin rebaje, por ejemplo. Otra de las áreas fundamentales ha sido desarrollo económico y empleo. -Tienen un programa para eliminar el lenguaje sexista de forma paulatina en los documentos administrativos. ¿Vio que de un plumazo es imposible? -Bueno, de forma no tan paulatina. Se van revisando y cambiando automáticamente, incluida la cartelería. Intentamos buscar fórmulas que no lo hagan pesado. No me gusta la barra y abogo por expresiones menos cargantes: ciudadanía... -Además de cambiar mentalidades, ¿Pretende incidir en la economía? -Cambia la perspectiva de hacia quién te diriges. Por ejemplo, tenemos un Equal que está generando iniciativas para crear puestos de trabajo. Hemos pensado en cómo incorporar aquí la perspectiva de mujer y para ello hay que tener en cuenta, por supuesto, la población que tienes. En Villaquilambre tenemos dos cortes de población completamente diferentes: por un lado, la población autóctona con muchas mujeres mayores de 45 años que nunca han trabajado y por otro, la gente que compra aquí un piso, que generalmente trabajan los dos y lo que tienen es dificultades para compatibilizar la vida familiar y laboral. Por tanto, estamos intentando generar un empleo que atienda estas necesidades. Queremos generar empresas de servicios, desde un despacho de arreglos de ropa a servicios de canguro muy próximos, como pueden ser las vecinas que durante la asuencia de otras madres se ocupan de los hijos de las trabajadoras. León no es una zona industrial y realmente son los servicios los que tienen futuro. -¿Por qué se decidió que las Aminci sean mujeres? -No se puntuaba tener estudios, sino si estas personas tenían hijos pequeños a su cargo o algún tipo de discapacidad. Queremos demostrar que las personas con menos estudios también pueden realizar un gran trabajo. Ahora mismo hay cuatro y atienden varias cosas: realizan los cruces de los colegios y una vez que terminan realizan una ruta por los distintos pueblos para detectar las deficiencias y recoger las quejas ciudadanas. Algunas de las sugerencias de nombres de calles de mujeres - queremos igualarlas a a las de hombres - han salido de este trabajo.

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