ETA coloca una bomba junto a la sede de la Falange Española en Santoña

ETA hizo explotar ayer a las ocho de la mañana una bomba, compuesta por unos cinco kilos de amonal, en la sede de Falange Española en el municipio cántabro de Santoña. La deflagración afectó a un vecino que sufrió un corte en un párpado a causa de la rotura de cristales y causó daños materiales en el edificio y aledaños. Unas horas antes, casi a medianoche, otros dos artefactos de fabricación casera estallaron en sendas sucursales bancarias de la BBK y de la Caixa en el municipio vizcaíno de Plentzia. La bomba estaba metida dentro de una bolsa junto a la que los terroristas habían colocado el ya tradicional cartel de «peligro bomba». Sobre las siete y diez de la mañana, un individuo que dijo hablar en nombre de la organización terrorista avisó en euskera de la colocación del artefacto con una llamada telefónica a la Asociación de Ayuda en Carretera (DYA) de Guipúzcoa. Tras recibir la alerta, la policía acordonó la zona y, ante la falta de tiempo para su evacuación, pidió por megafonía a los vecinos que permaneciesen dentro de sus viviendas, lejos de las puertas y ventanas, y en la parte más alejada de la sede de la Falange. El local, que quedó bastante dañado, está situado cerca del centro de la localidad, junto a un edificio del siglo XVIII declarado Bien de Interés Cultural. Declaración de Matanzas El ex abogado de Gestoras Pro-amnistía, José María (Txema) Matanzas, declaró ayer ante el tribunal de la Audiencia Nacional que considera «legítimas» las acciones terroristas de ETA y que nunca condenará su actuación. Matanzas, que está procesado como dirigente de Ekin en el juicio contra las presuntas organizaciones del entorno de ETA -el presunto frente político y social de ETA- y al que el fiscal considera el responsable del frente de makos -frente carcelario-, indicó que el pueblo vasco es «negado» tanto por España como por Francia y que cualquier «respuesta» contra esta situación -«lucha armada» o «desobediencia civil»- le parece legítima. El letrado dijo al tribunal que en sus escritos «nunca va a encontrar una censura a la lucha armada».