Diario de León

De ellos, sólo tres son cabecillas y cuentan con un amplio historial delictivo dentro de la banda

Identificados doce terroristas que forman la última ofensiva de ETA

La Policía tiene una nueva lista con los más buscados que formarían parte de los comandos activos

JAVIER ECHEZARRETA

JAVIER ECHEZARRETA

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Melchor Sáiz-Pardo - madrid
León

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La Policía ha identificado a 12 activistas casi desconocidos y con escasa experiencia, y tres cabecillas con amplio historial que, según creen los mandos de la lucha antiterrorista, protagonizan la última ofensiva de ETA. La Comisaría General de Información elaboró la pasada semana una nueva lista de los terroristas más buscados en la que incluye esos 15 nombres y que ayer fueron distribuidas entre las brigadas provinciales de Información. La Policía sospecha que los 12 terroristas, nueve hombres y tres mujeres, estarían encuadrados en los dos comandos estables de Vizcaya y Guipúzcoa, y en los dos itinerantes que actúan en Navarra, Aragón y Madrid. Los tres cabecillas con responsabilidades conocidas en la estructura de ETA que aparecen en el listado actualizado son Garikoitz Aspiazu Rubira, Txeroki , José Luis Eciolaza Galán, Dienteputo , y Eneko Gogeaskoetxea Arronategi. Txeroki, es el presunto jefe militar de ETA y responsable de los comandos desde la detención de Ibon Fernández de Iradi, Susper , a finales de 2003. Dienteputo , un histórico de 45 años con seis asesinatos a sus espaldas, ha regresado a España o Francia después de años como responsable del aparato logístico de ETA en Sudamérica. Gogeaskoetxea, asesino de un ertzaina en 1997 a las puertas del museo Guggenheim de Bilbao, es el actual responsable de explosivos de ETA. Conocidos de la Policía De los doce subordinados de Txeroki , Dienteputo y Gogeaskoetxea, sólo tres figuraban en anteriores listados de la Comisaría General de Información. Se trata de Asier Eceiza Ayerra, quien formó parte del comando de ETA que operó en el Levante en la primavera y verano de 2003 y que colocó varias bombas en hoteles de Benidorm y Alicante; Carlos García Preciado, que se incorporó a la organización terrorista para eludir una condena de 16 años de cárcel por quemar un cajero en 1997; y Ana López Monge, también huida de la kale borroka y presunta integrante de las campañas de verano. Los otros nueve terroristas que la Comisaría General de Información sitúa en la punta de lanza de la ofensiva de ETA son prácticamente desconocidos, incluso para los agentes. El primero es Iñaki Domínguez Atxalandabaso, huido para evitar una condena por exaltación del terrorismo por organizar en julio de 2001 en Gernika un homenaje a la etarra Olaia Castresana, muerta al estallarle el explosivo que manipulaba. El único contacto de Domínguez con ETA antes de integrarse como liberado en la organización fue ser informante del comando Vizcaya, la misma labor que hizo otra de las etarras que han entrado en la lista de las más buscadas: Itziar Plaza Fernández. También fue «chivato» antes de activista Pablo Aperribay Bediaga, quien hasta febrero de 2005, cuando huyó de su domicilio, realizó seguimientos para intentar asesinar a Leopoldo Barreda, María San Gil, Alfonso Alonso o Juan María Atutxa. Idéntico perfil tiene Iker Iparraguirre Galárraga, quien se integró en ETA en la misma fecha que Aperribay después de escapar a la carrera por las calles de la localidad guipuzcoana de Azkoitia de una operación de la Policía Nacional contra el aparato de reclutamiento de la organización terrorista en la que fueron detenidas 16 personas. Oihana Garmendia Marín se fugó en febrero de 2003 tras otra redada contra la red de captación de ETA. Zigor Ruiz Jaso es otro de los nuevos etarras, sin apenas experiencia. Ruiz Jaso, portavoz de la organización radical juvenil Segi, se integró en la banda tras escapar a una redada en marzo de 2002 contra la heredera de Jarrai. De la kale borroka procede Arkaitz Goikoetxea Basabe, acusado de atacar en 2001 a dos ertzainas con cócteles molotov. Tres encapuchados prendieron fuego ayer al jugado de paz del municipio guipuzcoano de Oyarzun tras desalojar a una empleada que se encontraba en el local. Los atacantes esparcieron líquido inflamable por el inmueble, que ardió de inmediato poco después de las 11,00 horas. El incendio causó una espesa humareda y destruyó todo el material depositado en el juzgado. Para cuando llegaron los bomberos, las llamas casi se habían extinguido y su labor se centró en ventilar para despejar el humo. No hubo que registrar daños personales, aunque los materiales fueron cuantiosos. | colpisa

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