«Hay que dar pasos, pero desconfío»

En una oficina-bunker discretamente situada en los alrededores de San Se-bastián, Cristian Matías, responsable del Colectivo Vasco de Víctimas del Terrorismo (Covite), relata con voz neutra la muerte de su abuelo, abatido de dos tiros en la cabeza. «Vivíamos cerca del cuartel de la Guardia Civil. Mi abuelo tenía relación de amigos con ellos. Hubo un rumor por el pueblo que era confidente. Una noche cogió un taxi sin saber que lo conducía un terrorista. Lo llevaron a una zona apartada y lo dejaron en el vehículo con dos tiros en la cabeza», relata. Matías confiesa haberse «alegrado» el miércoles con el anuncio del «alto el fuego permanente» de ETA, «por tener la seguridad de que por lo menos durante un tiempo no habrá víctimas». Sin embargo, también hay cuestio-namientos: «ETA no dice que va a entregar las armas, tampoco que se va a entregar a la justicia. No sabemos cuál es el tiempo que va transcurrir sin haber más atentados mortales. ¿Quién es ETA para decidir sobre nuestra vida?», se pregunta. Covite fue fundado en 1998 en un momento en que las víctimas se sen-tían «abandonadas, desorganizadas, sin protección, ni leyes», explica Ma-tías. Hoy en día, reúne a 300 familias. «Muchos de mis amigos no saben que trabajo aquí. No hablo de estos asun-tos con desconocidos», añade Matías, quien además trabaja en una tienda de San Sebastián. «La peor experiencia de mi vida» Fina Saavedra, en cambio, no pudo que-darse en el País Vasco tras la muerte de su marido, un guardia asesinado por ETA en 1991 cerca de Bilbao. Se volvió a Galicia tras 14 años en el País Vasco, «la peor experiencia de mi vida». Actualmente, con 48 años, sólo quiere que «el terrorismo desaparezca». «Me parece muy bien dar un paso para dejar el terrorismo, pero desconfío», dice en una entrevista telefónica. No admite que el Gobierno pueda negociar con ETA: «Ningún gobierno democrático debe negociar con criminales». Madrid «tiene que exigir a esta banda de psicópatas que entregue las armas, los explosivos, que se pongan a disposición de la justicia, cumplan su pena y pidan perdón a las víctimas», afirma Fina, que pertenece a la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT).