Desarticulado en Málaga un taller clandestino que explotaba a chinos Detenidos en Galicia un español y una belga buscados desde hace tres años por intento de asesinato

La Policía Nacional ha desarticulado en Málaga un taller clandestino de confección de ropa regentado por ciudadanos chinos sin autorización de trabajo ni de residencia. Los trabajadores, de la misma nacionalidad, eran introducidos en España por una mafia que los entregaba a cambio de dinero a los empresarios, con quienes los recién llegados contraían una deuda económica que tenían que saldar trabajando. Los agentes detuvieron en la operación a los dos encargados del taller, Jin B. de 30 años y Wanling M., de 31 como presuntos autores de delitos contra los derechos de los trabajadores. Ambos, que son pareja sentimental, se encontraban en España sin autorización de residencia y trabajo, por lo que también les fue incoado el correspondiente expediente de expulsión. El taller se encontraba en un local comercial de la barriada malagueña de Ciudad Jardín y lo que llamó la atención de la policía fue su horario de trabajo, que se prolongaba las 24 horas del día y los siete días de la semana. Estaba distribuido en dos plantas, la baja servía de taller y la planta superior hacía las veces de domicilio. Actividad constante Desde el exterior del local se podía escuchar el ruido de las máquinas de coser trabajando en actividad constante. Los funcionarios de la Unidad Contra Redes de Inmigración y Falsificación de la Policía que actuaron, observaron entrar y salir a ciudadanos chinos que, tras realizar compras en comercios cercanos, volvían al lugar del que habían salido, y permanecían en su interior sin abandonarlo ni para dormir. En el taller fueron identificadas otras seis personas, todas de origen chino, que realizaban labores propias de confección. Una pareja formada por un español y una belga permaneció escondida en diversas aldeas de Galicia durante casi tres años, huyendo de la policía que la buscaba como presunta responsable del intento de asesinato en Bélgica del ex marido de la mujer, durante el año 2003. Según la Dirección General de la Policía, con la que colaboraron las comisarías de Santiago y Ourense en la detención que reclamaba la Audiencia Nacional, la pareja fue descubierta por miembros del Grupo de Menores (GRUME), tras interrogar a los hijos de la pareja, que habían sido aleccionados para no responder a esos interrogatorios. Para mantenerse ocultos desde su huida de Bélgica, en 2003, el hombre, de 32 años, y la mujer, de 39, fueron residiendo en distintas aldeas de Galicia, ocupándose en tareas esporádicas y manteniendo sin escolarizar a los dos hijos del anterior matrimonio de ella y otro de ambos. En sus desplazamientos usaban distintos disfraces y siempre se trasladaban por caminos comarcales, huyendo de vías transitadas para evitar un eventual reconocimiento. La Policía sospecha que, en su afán de ocultarse, habrían llegado incluso a atar a los niños, el mayor de los cuales, de 14 años, presentaba señales de probables ataduras en las muñecas y una lesión en un pie, por lo que ha sido hospitalizado y puesto, junto con sus hermanos, bajo la custodia de los Servicios Sociales de la Xunta de Galicia.