«El Estatut no me echa de la política»
«Entré en política en 1969 y no me echó la dictadura. El Estatuto de Cataluña no me echa de la política. Lo que piense de él es irrelevante. La vida es más importante que la política...». José Bono dedicó buena parte de su despedida del Gobierno a intentar dejar claro que su marcha no guarda relación con hipotéticas discrepancias con José Luis Rodríguez Zapatero por la aprobación del texto catalán, asunto que en los últimos meses le llevó a hacer declaraciones no siempre coincidentes con la línea oficial del Ejecutivo. El hasta ayer ministro de Defensa insistió en que su dimisión obedece a una decisión personal, que comunicó a Rodríguez Zapatero hace medio año. «Abandono -dijo- la actividad política para dedicarme sobre todo a mi familia. El presidente del Gobierno sabe de mi deseo de relevo desde hace por lo menos seis meses, y tiene una carta mía de dimisión desde hace al menos tres meses». En su adiós, que escenificó en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, Bono reclamó «respeto» y «comprensión» hacia una decisión que -según matizó- le costó tomar mucho tiempo y «algunos sacrificios». «Comprendan que les he dicho toda la verdad, a corazón abierto». «Es una decisión serena, meditada y difícil, que he tomado a favor de mi familia», subrayó al ser interrogado sobre hipotéticas motivaciones políticas para su retirada. En una emotiva intervención, Bono explicó que su carácter y la emoción de la política le han impedido muchas veces en su larga carrera estar cerca de su familia. «Pero la vida es más importante que la política, y tras tantos años he decidido llevarlo a la práctica», expuso. El ministro -lo es hasta el martes-, uno de los más valorados por los ciudadanos del actual gabinete socialista, agradeció a Rodríguez Zapatero haber dicho en público que, si hubiese querido seguir, seguiría en el Gobierno. «Me voy por mi propia voluntad, y no lo he hecho hasta que el presidente ha dado su conformidad personal», remachó. A la cárcel El día de su despedida, Bono repasó su trayectoria como político, que inició hace 37 años - -«cuando ser socialista sólo me podía conducir a la cárcel»- y que le llevó, en julio del 2000, cuando era miembro de la dirección del PSOE y presidía la Comunidad Autónoma de Castilla La Mancha, a disputarle la secretaría general del partido al actual presidente del Gobierno. El ministro saliente le agradeció a Rodríguez Zapatero la «confianza» que le demostró al nombrarle ministro, y su «comprensión» en sus dos años escasos de mandato, en los que no escondió sus discrepancias con el Ejecutivo acerca de asuntos como la reforma del Estatuto catalán. «He tenido la enorme suerte de contar siempre con la confianza de un presidente que me ha dejado decir lo que pienso y me ha impulsado a decir lo que pensaba». A pesar de su salida del Gobierno, Bono no abandonará del todo la política, porque «no dejaré de ser un político a la antigua usanza y de tener ideas». Si el presidente se lo pide, seguirá vinculado al PSOE en sus cargos de presidente del partido en Castilla La Mancha y miembro del comité federal. Eso sí, precisó que «no pienso presentarme a la Alcaldía de Madrid ni a todos los inventos que andan circulando».